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A propósito del Censo en Chile… Todavía hay mucho que hacer

Las mujeres somos más de la mitad de la población chilena y damos luz al 100% de ella. Sin embargo, si hacemos el mismo trabajo que un hombre sólo recibimos una fracción del sueldo que él recibe.

Muchas veces escuchamos que nuestro país tiene como meta alcanzar el desarrollo en esta década. Uno de los componentes que determina el nivel de desarrollo del país es el ingreso per cápita y para aumentarlo se requiere generar nuevas fuentes de trabajo e incorporar más personas al mercado. De acuerdo a la última cifra del INE, la tasa de participación femenina en el mercado laboral chileno aumentó a 44,5%. Un avance, pero si nos comparamos con los países de la OCDE, estamos en el penúltimo lugar del ránking.

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Las mujeres somos más de la mitad de la población chilena y damos luz al 100% de ella. Sin embargo, si hacemos el mismo trabajo que un hombre sólo recibimos una fracción del sueldo que él recibe y de acuerdo a encuestas Adimark GfK las brechas salariales persisten o aumentan.

Hagan la prueba de preguntarle a un curso de niños de primero básico cuántos quieren ser presidente de Chile y verán que, en promedio, la misma proporción respecto a la población de niños y niñas van a levantar sus manos. Pero si se hace la misma pregunta a adolescentes, es como si las mujeres perdieran interés en liderar a medida que crecen. Lo curioso es que en términos académicos las mujeres destacamos igual o más que los hombres, pero al momento de levantar la voz y darnos a escuchar la situación se revierte.

Piensa en los regalos que recibías en tus cumpleaños de adolescente, si eres mujer, ropa y maquillaje, si eres hombre; libros, tecnología, herramientas para construir un mundo mejor.

Un hombre crece con el mensaje que debe ser mejor… definitivamente mejor, al menos, más que la mujer que elija para tener a “su lado” como esposa o compañera de trabajo. Y algunos hasta se toman atribuciones que en cualquier país desarrollado serían causal de destitución, como fue el caso de la declaración del ex-alcalde de Independencia Antonio Garrido. Este personaje desprestigió a su propio compañero de partido sólo por el hecho de ser mujer diciendo “la Lily Pérez ya está vieja, va a haber que traerla al hogar de ancianos acá en (la calle) Vivaceta” siendo que ella es más de 10 años menor que él. Luego de la declaración agregó el broche de oro diciendo “Yo soy machote, machote, y me encantan las mujeres, aunque tenga 60 años”. Sin importar cuántos logros tiene una mujer en su vida, siempre recibirá comentarios sobre cómo se ve. Lo hemos visto amplificado en el caso de la ministra del SERNAM, Camila Vallejo y la ex-Presidenta Michelle Bachelet.

¿Qué son estos constructos sociales que llevan a las niñas a no aspirar a ser lideres como sus compañeros varones? ¿Qué podemos hacer para que más mujeres quieran incorporarse a la fuerza de trabajo, salir de sus hogares para emprender, participar en el mercado laboral, traer un ingreso adicional al hogar, liderar empresas, comunidades, proyectos, enseñar, lo que sea que nos impulse a alcanzar el desarrollo en los próximos años?

Sabemos que la esfera pública es un escenario complejo para la mujer en una cultura machista como la chilena. Una forma de lograr la igualdad de oportunidades que las mujeres necesitamos, es que ciertas responsabilidades que hoy recaen únicamente en la mujer sean enfrentadas por hombres y mujeres, es decir, por la sociedad. Por ejemplo, legislar sobre el hecho de que cualquier empresa con más de 20 trabajadores, sin importar su género deba contar con sala cuna. Existen diferencias biológicas significativas entre hombres y mujeres, de eso no cabe duda, pero tenemos que entender que más allá de amamantar, no hay razón para que la responsabilidad de un hijo recaiga sólo en uno de los progenitores.

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En un país desarrollado un líder público es sancionado socialmente si emite comentarios como los del alcalde de Independencia respecto a Lily Pérez o el Diputado Moreira respecto a Camila Vallejo, hoy tenemos el deber de alzar nuestra voz y manifestarnos, especialmente en las redes sociales que amplifican nuestras voces. Tenemos que lanzar un #novotoporél para todos los líderes políticos que emitan comentarios que menosprecien el verdadero valor de las mujeres y un #nolocompro para productos que hagan publicidad sexista.

El mundo mira con admiración a Chile, destaca nuestra estable economía, la hazaña de los mineros, la transición a la democracia, la belleza de nuestro paisaje y el hecho de haber tenido la primera mujer presidenta en Sudamérica. Si queremos construir una sociedad donde las mujeres tengan igualdad de oportunidades y las niñas también sueñen con ser líderes, debemos empezar por generar las condiciones para que lo que se espere de una mujer en términos profesionales y los incentivos que se le den a esa niña mientras crezca sean iguales a los que se le darían a un niño.

No podemos tolerar que nos traten como objetos o entes reproductivos, porque Chile nos necesita para ser un país desarrollado y nosotras necesitamos de la sociedad chilena para sentirnos orgullosas de nuestro país.

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