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MX: Siento envidia de Presidente, lo confieso

Porque, como todos saben, existen muchos tipos de envidia

Ayer fueron las Elecciones Presidenciales de los Estados Unidos y, aunque ninguno de los dos candidatos habló concisamente de los mexicanos o migrantes sudamericanos en los debates, más que en una pequeña mención de sus políticas migratorias (hasta la fecha bastante controversiales), la mayoría de nosotros, los vecinos de abajo, sí estuvimos pendientes del proceso.

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Por la situación actual del mundo, el rumbo que tomará la máxima potencia económica es crítico para predecir un poco de lo que viene para los demás países. Con Obama viene un poco más de lo mismo: Tratar de levantar la economía y acabar con el desempleo, tal vez seguir con una guerra que no tiene ni pies ni cabeza, pero también la atención de problemas sociales con un enfoque un tanto más humano que su contrincante republicano, Mitt Romney.

Obama es el primer Presidente estadounidense que ha incluído a minorías y grupos “rechazados” en sus planes y discursos, por eso ayer cuando agradeció a la comunidad gay por su apoyo durante la campaña y elecciones, una gran sonrisa se pintó en la cara de muchos… y quienes ya estaban furiosos por su reelección se enfurecieron aún más.

Pero, verán, a mí me causa un sentimiento muy extraño su victoria. Siento envidia de Presidente. Tengo ganas de que México, mi país, algún día tenga un Presidente que no tenga que estar guapo, ni parecer parte de la “casta divina” para ser respetado. Quiero que, algún día, todos los mexicanos sean tratados como ciudadanos dignos y que no haya una distinción entre los ciudadanos mexicanos y “los indígenas que viven ahí en la sierra” ¿Será que algún día vea a un Presidente de México realmente separar su cargo del Ejecutivo de la Iglesia? Siento que estamos a años luz, y probablemente lo estamos.

Y es que Enrique Peña Nieto, Presidente Electo de México, es todo lo contrario a Obama. No quiero ahondar en el tema político, porque no se trata de eso este post. Sin embargo, hace falta ver las reacciones de cada uno ante temas importantes como la equidad de género y los derechos de la comunidad LGBT para entender las diferencias:

Una niña de 5 años, hija de una pareja de hombres, le escribió una carta al Presidente Obama para contarle que sus papás se aman mucho y que ella es muy feliz con ellos, pero que sus compañeros de la escuela no dejan de molestarla porque “tener dos papás es algo muy raro”. Él le respondió que cuando estos chicos la molesten les recuerde que “hay que tratar a los demás como a uno le gustaría que le traten”.

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Por otro lado, cuando a Enrique Peña Nieto le preguntaron si sabía cuánto es el salario mínimo y cuánto cuesta el kilo de tortilla, alimento básico del pueblo, él respondió: “No sé, no soy la señora de la casa”. Como si fuera sólo labor de la mujer, señora de la casa, saber para qué le alcanza el gasto y no del mismísimo Presidente.

¿Ya entienden por qué siento envidia? Y, una vez más, espero que mi abuelo no tenga razón cuando dice que “cada pueblo tiene el gobierno que se merece”.

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