Creo que la mejor manera de quitarle el peso a las cosas es la indiferencia. Que para haber superado a alguien no tienes que pensar todo el tiempo que “ya no sientes nada por él” sino, realmente, no recordarlo en lo absoluto.
PUBLICIDAD
Hablando con una de mis primas, unos 4 años menor que yo, tocamos el tema de los novios y los chicos y la vida universitaria y la adultez y qué color de uñas nos encanta; ya saben, una plática casual que incluye de todo y que final se trata de nada. Esas pláticas que te dejan con ganas de un gran helado de chocolate que ayude a calmar a tu celebro impaciente.
Y entonces me puse a pensar en todas las cosas que han sido importantes en los últimos años de mi vida, una de ellas una relación complicada y algo tormentosa, que si me sirvió de algo fue más que nada para descubrir qué es lo que quiero en una pareja y qué definitivamente es un gran NO,GRACIAS.
Así es como me di cuenta de algo: no extraño nada. No extraño a la persona que me hacía sentir insegura, cada vez que yo hablaba cuando estábamos con sus amigos, con esa mirada acompañada de una ceja levantada. No extraño las pláticas en un bar que terminaban en un “vámonos ya” y su manera súbita y violenta de subirse al coche y descargar su frustración, porque no estábamos de acuerdo en algún tema, contra el acelerador.
No extraño sentirme incómoda cuando sonaba su celular, y casualmente lo guardaba en su pantalón y prefería no contestar. No extraño bailar sola en las bodas porque él no soportaba bailar. No extraño los arrebatos, los celos, la incongruencia… pero sobre todas las cosas, no extraño que me digan te amo y me demustren absolutamente lo contrario.
Lo terrible es que ahora, después de todo este tiempo, solo me acuerde de todas las cosas que no extraño y no de lo que me hizo feliz en algún momento. Pero así como me doy cuenta no extraño, también encuentro que ya no recuerdo nada. Y es que con el tiempo, los recuerdos que se quedan guardados en un cajón, desaparecen. Y, para bien o para mal, algunas personas se encargan de borrarse a sí mismas.
Así que gracias porque hoy no extraño nada.