Aparentemente los asesores de los políticos y mandatarios están de vacaciones porque últimamente nos han regalado algunas frases dignas de darse de topes contra la pared, como las de Piñera durante su estancia en México.
Enrique Peña Nieto, un aspirante a la presidencia de México, ha tenido una mala racha que ha destapado ante el pueblo mexicano su ignorancia. Pero su campaña no es lo que nos interesa ahora sino algo que salió a la luz ayer: en una entrevista con El País le preguntaron si sabía cuál era el precio del kilo de tortilla en México a lo que respondió
“No soy la señora de la casa. Cuesta como 7 u 8 pesos.”
Ahora, dejando atrás que un aspirante a la presidencia y ex Gobernador del Estado de México no sepa lo que cuesta el alimento fundamental en las mesas mexicanas ni lo que se puede comprar con el ridículo salario mínimo, lo agravante es la declaración de que eso no le incumbe porque “la señora de la casa” es la encargada de la cocina.
Aunque el día de ayer se disculpó y dijo que sus palabras fueron sacadas del contexto, ¿será que Peña Nieto refleja la manera de pensar del macho mexicano?
Lo irónico de que el candidato condene a la cocina a las mujeres es que ellas son quienes más lo apoyan en su campaña, desafortunadamente, porque creen que es guapo y está casado con una de las actrices más famosas de la televisión mexicana.
Ya no sé qué me preocupa más: la misoginia de Peña Nieto o que muchas mujeres vayan a votar por él solo porque es una cara bonita.