Esta mañana estaba mirando la TV y me topé con una discusión en un matinal chileno que me dejó pensando varias cosas. Estaban hablando de una entrevista que apareció hoy en LUN sobre las mujeres que tratan a sus parejas como hijos. Todos querían opinar al mismo tiempo porque la verdad es que es un gran tema, por lo menos en nuestra sociedad retrógrada. Finalmente la conversación se tornó hacia el temido machismo que pocos hombres en mi país asumen a pesar de ser varios los que lo viven a cabalidad.
Todo esto por el libro “Madres y huachos” de Sonia Montecino que asegura que son muchos los hombres que buscan una madre en sus parejas, aseveración con la que estoy muy de acuerdo. Claramente, existe una excepción a la regla pero son bastantes los hombres que esperan que su pareja se parezca en todo a su madre y lo digo con conocimiento de causa. ¡A mí me pasó!
Según la antropóloga uno de los primeros atisbos de esta situación es que la madre del susodicho esté muy preocupada por enseñarle a la nuera cómo preparar la comida al gusto de su príncipe o cómo deben plancharle las camisas. Les juro que esto mismo me pasó a mí y mientras mi suegra me explicaba cómo debía planchar las mangas y cuellos del uniforme de mi pareja yo sentía que cada vez me hundía más en algo que realmente odiaba. Lo peor es que solo tenía 23 años entonces no sabía qué hacer porque quería que la persona con la que vivía fuera feliz y si con eso lo era, pues lo hacía. Pero llegó un momento en el que abrí los ojos y entendí que era una estupidez. La verdad es que si quieres hacer feliz a tu pareja debes preocuparte de amarlo, escucharlo o apoyarlo, pero de ninguna manera puedes la relación estar condicionada por una cosa tan tonta como saber o no planchar camisas.
Sobre esto mismo, pienso que si es así y realmente juzgan si eres o no la mujer adecuada dependiendo de cuántas camisas planchas por minuto, está todo mal. De verdad es un tema de machismo extremo ya que no hay una valoración de la persona como tal sino como prestadora de un servicio. Para eso mejor contratar una persona que haga esas labores. Pero claro, es mejor tener el paquete completo, asesora del hogar, madre y amante, todo en uno. ¡Qué fácil y cómodo no!
Un punto importante es que el problema o es de uno sino de ambos que permiten que la relación se encamine hasta este lugar, quizás yo realmente sobreprotegía a mi pareja preocupándome de cosas que no debería y él por su parte dejando en mis manos las responsabilidades que toda la vida había realizado su madre.
Y peor que eso es la sensación de darme cuenta que los hombres piensen que sus madres son las mujeres que les hacen la comida, les lavan la ropa ¿y qué más?
Saben qué más… lo otro que muchos hombres quieren que hagamos nosotras es el papel de la bruja, la que se enoja, que los limita, que los controla, etc… Aunque odien que hagamos eso la verdad es que en muchos casos lo piden a gritos ya que no son capaces de tener autocontrol.
Volviendo a mi caso cuando finalmente me di cuenta de lo que estaba viviendo le planteé a mi ex pareja que decidiera entre tener una sirvienta, mamá o una pareja y lamentablemente estaba tan acostumbrado a tratarme como su nana que no pudo cambiar la mentalidad y la relación terminó. Pero hoy, después de un tiempo me siento muy conforme de la decisión que tomé.
Creo que ya no estamos para esas tonterías.