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Porque Merece: Andrés Pérez

¡Viva el teatro Chileno!

Por sacar el teatro a las calles, por impregnar de color, música y personajes nuestra depresiva ciudad, por cambiar el concepto elitista existente en el mundo de las tablas, y en definitiva, por ser un grande, Andrés Pérez ¡MERECE!

Magallánico de nacimiento, actor, director y fundador del Gran Circo Teatro, Andrés Pérez se convierte en nuestro candidato favorito para representar el “Porque Merece” de un mes que justamente da vida al teatro y que un día 3 del año 2002 lo despidió para –quizás-, dar rumbo a nuevos montajes.

Desde sus inicios, la necesidad de Andrés Pérez por hacer del teatro un arte de carácter democrático, se tradujo en el trabajo realizado con la Compañía de Teatro Urbano Contemporáneo, dedicada a la ocupación de lugares públicos para la muestra en escena como el Paseo Ahumada, el frontis de la Catedral y diversas poblaciones. Respuesta de lo que hoy conocemos como teatro callejero.

Con la calle como escenario y con recursos sacados de desechos o de una amplia imaginación colectiva, Pérez logró hacer soñar a miles de espectadores y engendró en Chile un real acto de expansión cultural.

En 1982 viajó a Francia para ser parte del Théatre du Soleil, compañía creada y dirigida por Ariane Mnouchkine, famosa por hacer un tipo de teatro popular y especialista en romper los esquemas impuestos por los “academicismos”.

Seis años de Francia bastaron para que el actor volviera y esta vez a revolucionar aún más la historia del teatro chileno con “La Negra Ester” (1988), la obra más vista hasta entonces y que une conceptos de identidad nacional con una expresión artística nunca antes vista por esos tiempos.

Pero Andrés Pérez fue mucho, mucho más que La Negra Ester, porque con su pasión y estilo provocó un verdadero cataclismo en el modo de hacer y mostrar el clásico teatro nacional.

Reflejo de esto, son sus obras “Nemesio Pelao ¿qué es lo que te ha pasao? “(1999) o “Visitando a El Principito” (2000), entre otros montajes donde visiblemente rescata a personajes desde las vísceras del Chile, los vomita desde las entrañas, renovando el lenguaje con tópicos folclóricos, implementando diversas técnicas teatrales expuestas en una misma escena como lo es el teatro clásico y el circo, e incluye a la música como la más fiel compañera de ritmos y movimientos encargados de fusionar estilos del mundo criollo con el moderno.

Humano, compañero incondicional de la actriz Rosa Ramírez, su doña Clara Sandoval favorita, con quien tuvo un hijo el 11 de septiembre de 1973, y la encargada de llevar su legado, su circo, su excéntrica micro, su espíritu circense a todos los confines que su mente lo permita.

Homosexual declarado, jamás maricón, dueño de un par de cojones -ya deseado por muchos-, para demostrar que la opción sexual nada tiene que ver con querer ser.

Hombre de teatro, que no muere, que no puede morir, que vive en la calles, en el maquillaje, en los sueños y en el jazz guachaca de su tan amada Negra Ester.

Andrés Pérez no ha muerto. ¡Viva el teatro Chileno!

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