-Las mujeres más que tener remedios en nuestros bolsos, llevamos un botiquín: aspirinas, ibuprofeno, protectores diarios, toallas higiénicas, parches, povidona, protector solar, crema, blistex y hasta gasa. ¿Será que somos muy precavidas o en el fondo es que nunca limpiamos nuestra cartera?
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Además de ser buenas para automedicarnos, llevamos a todas partes esos remedios. Nos gusta tener de todo y decir para qué sirven las cosas: “tómate esto, es excelente para el dolor de cabeza”. Estamos siempre listas y con la tira de aspirinas en la mano. El problema aparece cuando en realidad no tenemos la certeza de que ese remedio funcione. Un estudio argentino dice que entre el 45 y 70% de las personas no usa bien los antibióticos.
Pero ¿Por qué tenemos tantos remedios con nosotras? Conversando con algunos colegas de la oficina, llegamos a la conclusión de que somos muy buenas para guardar y guardar elementos por mucho tiempo. No ordenamos la cartera, a menos que la cambiamos todos los días, ahí tendríamos que traspasar las cosas, pero a veces ni así nos organizamos y simplemente cambiamos de una a otra todo lo que estaba dentro: boletas, papeles con direcciones o números de teléfono, cajas vacías de medicamentos, Nastizol, tiras de homeprazol, hasta el queque que compramos hace semanas y que aún no nos comemos.
¿Entonces no es que seamos químico farmacéuticas frustradas, sino que “guardadoras” de medicamentos? Yo creo que hay una mezcla de ambas cosas. Por un lado nos gusta tener todos los remedios que podamos y los parches y elementos de urgencia para ir en ayuda de los necesitados (amigos, compañeros de trabajo e incluso gente en la calle) y “recetar”; pero también somos un poco dejadas en eso de ordenar la cartera y se nos acumulan y acumulan por años medicamentos, gasas, lápices y agendas (que claramente no usamos mucho).
