Dolor, impotencia y rabia ha causado el asesinato de la pequeña Francisca Silva de 5 años en Valparaíso esta semana. Desde el día que desapareció y todo Valparaíso se avocó a su búsqueda, se sospechó del vecino Juan Saavedra. Tanto revuelo ha causado el homicidio que se está debatiendo restituir la pena de muerte.
Personalmente creo que este tipo de persona simplemente no puede desenvolverse en la sociedad sin causar daño. La verdad, hay un tema moral importante con respecto a la pena de muerte, pero sí creo que no merece debate la pena capital. Creo que en estos casos ni siquiera debieran existir los llamados beneficios por conducta en prisión. Es más, voy a ser más dura, pero creo que a la sociedad y a los “futuros asesinos en potencia” no les haría mal ver un linchamiento público como pena. Casi al estilo de la edad media. Yo soy madre y de sólo pensar en que algo así podría ocurrirle a mi hija, me da escalofríos. Creo que perdería toda razón y haría justicia con mis propias manos. No puedo dejar de pensar en el dolor de esos padres y esa familia.
Tampoco puedo dejar de hablar del sistema judicial que pocas veces está de parte de las víctimas. Los delincuentes, asesinos, criminales entran y salen como por su casa a prisión y de nada les sirve la estadía, pues vuelven a cometer peores crímenes o delitos. Está claro que algo no está funcionando bien, desde nuestro comportamiento como sociedad hasta el actuar de la justicia. Espero que la justicia esta vez de verdad se imponga frente a estos crímenes de violación, secuestro y homicidio de la pequeña Francisca.
