“No sé por qué no puedo encontrar un hombre para mí, sólo quiero a alguien que me quiera”. ¿Cuántas veces has pensado en esta frase? Suele pasar, sobre todo si lo único que has vivido últimamente son decepciones amorosas.
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Luego viene alguien y te dice: “no tienes que buscar el amor, llegará solo”. El problema es que aunque trates y trates de no estar pendiente de ello, de todas maneras estás alerta, porque crees que algún día te toparás con alguien que, según tú, es esa persona que tanto esperaste.
¿Y si ya te cansaste de esa búsqueda constante o de esa incertidumbre mientras esperas a que alguien te ame como crees que mereces? Te cierras, te decepcionas, no quieres saber más de amor, parejas o relaciones.
Aunque no lo creas, hay muchísimas personas en el mundo que viven decepcionadas del amor. Es como un síndrome; pareciera ser que cada vez estamos más exigentes y que no aceptamos a esas personas que creemos que no cumplen todas las expectativas que nosotros mismos nos hemos creado.
Puedes decir que has tenido mala suerte, que sueles encontrarte con personas superficiales, que los que te atraen físicamente no tienen nada que ver contigo. Puedes decir muchas cosas, pero no dices que estás cerrada al amor, porque aún no estás totalmente consciente de ello.
Rechazas al amor cuando te pones metas, cuando crees que cierto tipo de persona es para ti, cuando te importa estar con alguien que te gusta sólo físicamente. No puedes enamorarte de alguien sólo por su físico; si fuera así, tendríamos romances con estatuas u obras de arte, porque son bonitas o atractivas para la vista.
Dices que no estás esperando el amor, pero sabes que te estás engañando a ti misma. Una persona que realmente no está interesada en el amor, no se va a preocupar por el tema, sólo va a hacer su vida.
Tú te lamentas, te quejas, pero rechazas oportunidades. Crees que nadie es suficientemente bueno para ti, pero no aceptas que otro te diga lo mismo y te rechace. ¿No será un poco inconsecuente?
