Subes una foto tuya a Instagram o a cualquier otra red social, esperas a ver cuántos te dan su aprobación y luego revisas si realmente sales bien o no en la foto, e incluso piensas en retocarla.
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Esta práctica no deja de ser poco habitual entre los jóvenes de hoy; existe una sobre preocupación por cómo luce su cuerpo. La idea es que sea lo más tonificado y bello posible según los estereotipos actuales.
Sin embargo, esto deja de ser algo sano y puede transformarse en una enfermedad real y grave. Este es el caso de Megan Jayne, una joven británica de 22 años que llegó a pesar 28 kilos y estuvo al borde de la muerte por sufrir de anorexia.
Este es un ejemplo del uso de Instagram por una buena causa. Ahora luce un cuerpo saludable, muestra sus curvas y se siente cómoda con ella misma.
Luego de sufrir este grave trastorno alimenticio, de permanecer semanas en un hospital y de alimentarse por sonda, tuvo que hacer un esfuerzo y aceptar que la ayudaran a superar la enfermedad.
Ahora, después de cinco años, venció a la anorexia y se convirtió en una chica popular con miles de seguidores en aquella red social. Su objetivo es crear conciencia para que las mujeres aprendan a valorarse tal como son y no por el juicio de otros.
Aunque ella misma afirma que está por sobre su peso ideal, no está preocupada de buscar el cuerpo perfecto. Es más; luce feliz y radiante en ropa interior en sus fotos.
Busca entregar un mensaje positivo a través de su cuenta en Instagram y en su página web. Sin haberlo planeado, se ha llenado de halagos y elogios por su iniciativa.
