La indiferencia puede ser atractiva, o al menos, eso es lo que se puede observar cuando la persona ignorada se empeña una y otra vez por conquistar a esa persona que no le presta ni un minuto de su atención.
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¿Por qué insistimos en conquistar a esas personas que no nos corresponden? Hay varias razones que pueden explicarlo, y una de ellas, es el la inseguridad disfrazada de orgullo.
Muchas veces, decidimos no darnos por vencidas en salir con un hombre que nos ignora excusándonos en que “es una cosa de orgullo”, sin embargo, son sólo excusas.
Si eres insegura, vas a tratar de agradar a todo el mundo, sólo así sentirás que te valoran o que te toman en cuenta. Si alguien te rechaza —lo que es totalmente válido— lo que te afectará más no es perder a esa persona que estás empeñada en conquistar, sino que el hecho de sentir que no eres suficientemente buena para todos.
Seamos sinceras: es imposible gustarle a todo el mundo. Aunque existen prototipos ideales y quizás tú cumples con esos conceptos de belleza establecidos, siempre habrá alguien que preferirá algo diferente.
No tienes por qué plantearte a ti misma un desafío de conquista, sobre todo si esa persona no está interesada. El concepto de “la indiferencia como algo atractivo” está muy mal.
Nadie quiere que lo ignoren. Nadie quiere sentirse poco escuchado o mirado y eso evidencia que la indiferencia es todo lo contrario a algo atractivo.
Si esa persona que quieres conquistar no te presta atención, déjala ir y no insistas en probarte a ti misma algo que ya deberías saber: eres valiosa sin importar a quién le gustes.