Viajar sola es la mejor forma de conocer el mundo. No es que los viajes en grupo no sean divertidos o interesantes, pero no hay punto de comparación en cuanto al resultado: el silencio y la soledad son infalibles cuando una está tratando de entender una ciudad nueva.
PUBLICIDAD
Por eso, aquí las cosas que más me gustan del turismo en solitario.
Los planes se simplifican
Desde que gugleo destinos, tarifas, info del aeropuerto, etcétera, comienzo a disfrutar de la soledad. En ese punto ya quedó claro que el viaje se tratará de hacer lo que me dé la gana.
Valoro el silencio
O caminar por una ciudad nueva escuchando una playlist armada para la ocasión, sin tener que hablar. En caso de tener que elegir, la música está bien, pero nunca es mejor que el silencio.
Viajar sola es una experiencia silenciosa, invaluable, una caricia para mi neurosis.
Puedo ir a mi ritmo
Ni más rápido ni más lento. Puedo caminar en vez de tomar el metro o el autobús. Puedo cambiar de planes de repente y desvelarme, aunque al día siguiente tenga que eliminar la primera actividad planeada para el día. Yo decido.
Mi capacidad de observación se afina
No hay nada que me distraiga. Se trata de observar y de pensar en lo que se ha observado, sin interrupciones.
PUBLICIDAD
Es divertido hablar con desconocidos en bares y cafés
También hablo con desconocidos cuando viajo acompañada, pero el acercamiento es más interesante si voy sola.
Me recuerda que puedo valerme por mí misma
Es la supervivencia a menor escala. Si las cosas salen mal, sé que tendré que arreglármelas; si me pierdo, tendré que encontrar el camino.
Lograr esas conexiones complicadas en aeropuertos, o llegar a tal lugar en un metro que está en un idioma que no entiendo, es sobrevivir. Se siente bien.
No hay conflictos, no hay dramas
No importa qué tan entrañable sea un compañero de viaje, ni qué tanto lo amemos: los seres humanos siempre entrarán en conflicto. Si voy sola, la posibilidad de una discusión se reduce a cero.
Es lindo extrañar a mi pareja, mi familia y mis amigos
Es lindo también que ellos me extrañen.