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Sobreviviendo a la rutina

Durante el día, pasamos por todo tipo de emociones. ¿Cómo lidias con ellas?

La rutina no siempre es mala, no cuando realmente disfrutas haciéndola. Todo es tan dinámico que, no importa lo estable que te encuentres, siempre llegas un punto en el que desearás algo diferente.

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Bendito el yoga y la meditación que hacen todo más fácil, pero la verdad sigue siendo complicado hacerse el hábito de ejercitar la mente a tales magnitudes para vivir el aquí y el ahora.

Un buen comienzo, sería poner en práctica estos pequeños ejercicios para sobrevivir a las emociones cotidianas:

Si te sientes ansiosa

Si necesitas una respuesta rápida a algo pendiente a cualquier tema de la oficina o de tu vida personal, es normal que empieces a sentir tu ritmo cardiaco más acelerado de lo normal, un poco de transpiración y una ligera contracción del estómago.

En estos casos, lo mejor es dejar por unos minutos lo que has estado haciendo y tranquilizarte. Evita a toda costa acelerar los procesos en ese estado porque no serás nada objetiva y cualquier mensaje puede ser malinterpretado. La ansiedad se genera por un pensamiento sobre algo que no ha sucedido aún, lo recomendable es distraer esa suposición negativa con una conversación.

La solución inmediata es llamarle a tu mejor amiga, pareja, tu mamá o a una persona de confianza con la que puedas recuperar algo de seguridad. Suena extraño, pero necesitas algo que te haga sentirte bien en el momento presente. Una palabra cariñosa seguro funciona.

En un momento de nostalgia

Todo va bien hasta que escuchas la canción que te recuerda a tu ex, o a tu mejor amigo que se fue a vivir súper lejos, o cualquier cosa que te lleve al pasado.

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La nostalgia es más común de lo que crees. Ese deseo o añoranza de los días felices del pasado (que pensándolo bien, ni eran tan felices porque por algo no están), no nos permiten disfrutar ni concentrarnos en las cosas que tenemos que hacer.

Muchas veces nosotros lo empeoramos. Basta un instante de nostalgia para rascar todo el baúl de los recuerdos. ¡Ayúdate! Si empieza la canción maldita, quítala. Si te topaste con la foto del viaje que ya no se va a repetir, sonríe y déjala, no hojees el álbum.

Te agarraron en tus ‘5 minutos’

Esto es típico de alguien que se la pasa controlándose todo el tiempo, a la primera provocación explotan.

No se trata de evitar las sensaciones, sino de dejarlas ir rápidamente. Si estás triste, llora; si estás enojado, grita. Lo importante es que igualmente seas capaz de dar el siguiente paso y recuperar la calma.

Seguro has tenido un día terrible, lleno de malas noticias, o simplemente justo cuando te diste chance de desahogarte, no faltó quien llegara a interrumpirte para echarle más piedritas al costal.

Lo ideal es un poco de sentido común. Si tu problema es con Pedro, entonces Juan no tiene la culpa, ¿me explico? El esfuerzo tampoco es imposible. Separar los conflictos es facilitarte la vida, no te vas a olvidar del asunto, solo vas a darle el lugar y tiempo que merecen.

Parece algo muy obvio, pero sucede hasta sin darnos cuenta. Es impresionante la cantidad de emociones que tenemos en menos de 12 horas al día y ninguna es sencilla. No se trata de ser insensibles a ellas, pero resolverlas de manera tal que no nos traigan nuevos problemas.

Por ejemplo, hoy es lunes y ¿ya quieres que sea viernes? Bueno, aliviánate, ya falta menos 😉

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