El Public Eye es un evento que se celebra cada año, desde el 2000, como crítica al Foro Económico Mundial (WEF). Es realizado por ONG’s de todo el mundo, y coordinado por las organizaciones suizas Declaración de Berna y Greenpeace Schweiz.
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Este año, integrantes del grupo anti-globalización, “Yes Men”, sostuvieron que “la cooperación público-privada como ha sido promovida y perpetuada en Davos no es la solución, sino parte del problema, aumentando la grieta entre ricos y pobres y el inminente colapso climático“.
El “Public Eye Award” es otra de las formas que tienen los ciudadanos para expresar su desaprobación contra las prácticas que dañan al medio ambiente y sus habitantes.
Este año, más de 64 mil personas votaron en la categoría Lifetime para escoger a la empresa con la trayectoria más vergonzosa en cuanto a contaminación y malas prácticas. Nominada por la organización ambientalista, Amazon Watch, la multinacional Chevron -dueña de Texaco– fue la primera, seguida de Glencore y Walmart. Todas ellas son ahora reconocidas como las empresas que mayores problemas causa a la humanidad, por sus conductas violatorias a la ética y los derechos.
Un mal para el mundo
Chevron, es una compañía dedicada a las industrias del petróleo, gas y minería, que factura US$220 mil millones al año. A lo largo de su trayectoria ha sido acusada, entre otras cosas, de evadir de impuestos; comprar armas en Nigeria para que ese país atacara a su población y así defender las operaciones de la empresa; contaminar a la población de Richmond, California, tras un grave accidente en su planta; violar la Clean Air Act; destruir un bosque nativo en Bagladesh; someter a represión a Rumania y al pueblo indígena argentino, Neuquén, para permitir la explotación con fracking; derramar petróleo en las costas de Río de Janeiro; y, sobre todo, de dañar durante 30 años el bosque primario del Amazonas, en Ecuador, sin asumir sus responsabilidades legales hasta hoy.
Uno de los peores desastres medioambientales del planeta
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Desde que comenzó sus exploraciones en Ecuador en 1964, Chevron ha acumulado 50 años de prácticas inmorales, antiéticas y criminales, las que han afectado directamente a los habitantes de Orellana y Sucumbíos, en la selva virgen ecuatoriana.
En 2001, la compañía compró a la petrolera Texaco, la que usando tecnología barata y de mala calidad durante casi 30 años, terminó por contaminar vastas extensiones de tierra y agua con más de 18 mil millones de galones de aguas residuales tóxicas, 17 millones de galones de crudo derramado, así como los residuos peligrosos y la contaminación causada por la quema de gas. Esto no afectó solo al medio ambiente, sino también a comunidades indígenas en peligro de extinción que sufren hasta el día de hoy las consecuencias de este daño.
En 2013 se retomó un caso presentado en 1993, en el que se acusaba a la multinacional de afectar a 30 mil personas con su contaminación, a lo que el máximo tribunal de Ecuador condenó a Chevron a pagar US $ 9.5 mil millones en daños y costos de limpieza. Hasta la fecha, Chevron se niega a aceptar la sentencia sobre la base de que es ilegítimo e inaplicable.
