Ahora resulta que padecemos de exceso de positivismo. Bien, admito que cada vez es más recurrente que el contenido en blogs y todas las redes sociales manden mensajes todo el tiempo en forma de listas tipo “las 10 cosas que tienes que hacer para ser más feliz” o “pensamientos con los que debes despertar todos los días”.
PUBLICIDAD
La mayoría referentes a la búsqueda de la parte humana y simple de las cosas. En mi opinión, no es fácil lidiar con la calamidad del mundo, y ésta es cada vez más frecuente.
Reconozco que cualquier extremo es enfadoso; desde los que se la pasan quejándose y predicando su objetividad para percibir la realidad asumiendo que la vida cuesta, duele, tiene sufrimiento, bla, bla, hasta las que intentan por todos los medios evitar que te conviertas en el primer ejemplo.
Sin embargo, también creo que dentro del paquete de “soy humano” vienen toda una serie de complejidades absurdas sin explicación. Están, existen y punto. Hace poco hablaba sobre cómo lidiar con las emociones del día a día porque, somos un costal de cosas que muchas veces no sabemos cómo manejar.
Lo que sucede con el autocontrol, y un ejemplo claro son todas esas personas que caemos (me incluyo) en el colmo de las sonrisas como una manera de protegernos de lo adverso, es que ese “escondite en la felicidad” es una forma de represión.
No es que estemos padeciendo de un exceso de positivismo, es que estamos padeciendo de un exceso de represión emocional, dos cosas muy distintas.
Como les decía, en medio de toda esta calamidad, apoyo las listas y recomendaciones de todos mis colegas para mejorar el ánimo. Pero eso es muy distinto a no darnos chance de sufrir, de sentir tristeza y enojo.
PUBLICIDAD
El autocontrol hace referencia a controlar un sentimiento o un impulso bajo el dominio del cuerpo. Es la capacidad de dominar las propias emociones y hasta cierto punto, eso puede considerarse inteligencia emocional. Pero cuando llevamos eso al extremo de no permitirnos sentir lo que sucede a nuestro alrededor, entonces se convierte en una prohibición.
¿Recuerdan cuando sus papás les prohibían hacer algo? En la mayoría de los casos, por ejemplo, las personas que fueron reprimidas por sus padres durante la adolescencia, tienden a llevar al extremo cualquier conducta porque no tuvieron la oportunidad de hacerlo naturalmente.
Lo mismo sucede con la represión emocional o el exceso de autocontrol, en cuanto sueltas tantito, se va como hilo de media dejando consecuencias. Algunas tan sencillas como que te den ganas de llorar sin saber por qué y otras serias como una depresión.
Varios blogs de psicología que leí para escribir el artículo, mencionan que el principal factor para evitar la depresión es tomar conciencia de que los sentimientos negativos y el malestar son parte de nuestra cotidianidad.
Es importante no perder la empatía con lo que nos rodea, vive lo que tu cuerpo siente sin limitaciones, pero siempre tomando en cuenta lo que verdaderamente te hace un bien.
Ustedes ¿qué opinan? ¿Realmente creen que estamos cayendo en un exceso de positivismo? Los leo.
Gracias por ser, estar y compartir.
