La infidelidad se manifiesta por diferentes motivos y causas en la pareja. Al estudiar y entender estas causas podemos hacer un análisis más clínico de las conductas de hombres y mujeres, entendiendo así el desarrollo, factores, por los cuales se repite una y otra vez la infidelidad en los humanos.
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La construcción de pareja implica acuerdos y renuncias a partir de códigos legales, religiosos y también culturales.
Las exigencias modernas nos hacen jugar nuevos roles de género, en una sociedad de consumo permanente, todo rápido, ahora, estar siempre listo, lo cual produce innegables efectos en las parejas actuales.
Un mayor empuje hacia el hedonismo y las satisfacciones inmediatas, hacen de la pareja cada vez más una situación y una base mas frágil. La sexualidad se ve envuelta cada vez más en demandas de ambos de los dos integrantes, a veces por los medios de comunicación.
Toda esta información tan masiva que nos llega de todas partes solo ejerce una presión, la cual nos hace estar en un permanente campo de vulnerabilidad, de romper compromisos y lazos afectivos con nuestra pareja.
En la vida las personas tenemos varias parejas desde que nos ponemos a pololear en adelante. Muchos empiezan a tener más de una pareja o relaciones paralelas.
Es acá donde se desarrolla el tipo de apego que tuvimos desde niños, este influye mucho en que una persona sea más fiel que otra. Quienes hacen esto por lo general en su vida adulta tienen mayor seguridad y no sucumben en la tentación tan fácil.
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Otro rol importante es el factor que se construye en pareja, aquellos que tienen roles muy rígidos, como que el marido sea solo el proveedor y la mujer se encargue de la crianza, son más vulnerables a la infidelidad.
Con los años las relaciones tienden a colapsar y las personas buscan liberarse; es decir, encontrar a alguien que los haga sentir distintos y que los salve de la rutina.
La incorporación de la mujer al campo laboral y su mayor protagonismo social han hecho que aumenten sus exigencias en cuanto a lo que espera de los hombres. Hoy las mujeres exigen sexo de calidad y que sus compañeros sean tiernos y preocupados.
Muchos hombres, ante estas exigencias, se sienten presionados y se dan por vencidos, por lo que deciden calmar su angustia con otra mujer.
Otro factor que influye es que las familias son mucho más cerradas que antes, papás e hijos se cargan lo bueno y lo malo sobre sus hombros y de los de la pareja. Este gran peso cansa a las personas y motiva a que busquen la felicidad en otro hogar.
Durante la llegada de los hijos, justamente un momento en que las relaciones suelen ser más vulnerables, o durante el periodo de embarazo y lactancia, las parejas que están mas frágiles pueden tener problemas de infidelidad.
La fantasía de ser madres puede llevar a un decaimiento del deseo sexual y muchos hombres buscan escapar de esta situación a través de una relación paralela.
La genética podría ser responsable de la infidelidad, en el caso de los hombres, se trata de un gen, el alelo 334, que gestiona la vasopresina, hormona producida naturalmente (por ejemplo, con los orgasmos), según un estudio del instituto Karolinska de Estocolmo.
Aunque los investigadores dicen esto, no se trata de creer que los hombres están condenados a fracasar en una relación, simplemente es importante reconocer que sí aumenta la probabilidad de que la infidelidad ocurra.
Las infidelidades afectan de manera importante al matrimonio o a cualquier relación que establece un compromiso. Una vez cometida, lo más probable es que nada vuelva a ser lo mismo.
Se recomienda vivir una etapa de duelo, sanar la herida, sacar la costra si es necesario, sacar toda la pus y recicatrizar. Puede ser con ayuda de un profesional, para evitar acuerdos entre cónyuges que muchas veces solo llevan agresiones con el tiempo.
Es importante que cada uno logre entender por qué se produjo esta traición y asumir el cambio que implica la reconstrucción del vínculo; más que el perdón, se debe buscar y hacerse cargo de de lo que cada uno erró, de lo que no se hizo cargo, lo que sus ojos no le permitieron ver, hasta romper el vínculo.
Cada uno es un ser y acá muchas veces el problema es la posesión sobre el otro, la intención de ser dueño del otro. Se mata en esta ideología la confianza: sin confianza y libertad de decir y expresar, sin la complicidad para juzgar y aceptar la realidad, ¿cómo puede sobrevivir el amor?
El compromiso de pareja requiere de renuncias, de confianzas para hablar y aceptar lo que nos pasa, para transparentar nuestras emociones, para ser acogido por el otro.
Ojalá que las nuevas parejas eviten construirse sobre la idea del “ojos que no ven, corazón que no siente“. Mejor cambiemos la postura a “no hay peor ciego que el que no quiere ver”.
Los invito a construir una pareja sobre una base sólida, sin traiciones.