Al hablar sobre los animales y sus derechos tendemos a verlos como cosas que se pueden poseer. Destruimos sus hábitats sin pensar en las consecuencias, en cómo afectarán estas acciones a las distintas especies, a sus hábitos y ritmo de vida. Simplemente no los consideramos.
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Ayer asistí a una conferencia dictada por Richard Davidson, neurocientífico dedicado a estudiar los efectos de la meditación en practicantes de corto, mediano y largo plazo. A lo largo de su carrera ha contado con el apoyo de Su Santidad el Dalai Lama, Yongey Mingyur Rinpoché y Matthieu Ricard, monje budista y doctor en biología molecular. ¿Y qué tiene que ver con el tema? Juro que tengo un punto.
En la sesión de preguntas y respuestas, un asistente pregunto si los animales tienen consciencia, si tienen la capacidad de sentir felicidad y trasmitirla a los seres a su alrededor. Sin duda una pregunta muy linda y, a la vez, un poco fuera de contexto. Para sorpresa de todos, Davidson dio una hermosa respuesta.
Recordando sus palabras a grandes rasgos, el neurocientífico dijo que aunque hasta ahora no es posible demostrar si los animales tienen consciencia, se reconoce que son seres sintientes y como todos los seres sintientes, buscan siempre vivir libres de sufrimiento.
Este término de seres sintientes, que se usa mucho en estudios budistas, es referido en los avances de derechos animales. María Teresa Giménez-Candela, catedrática en la Universidad de Barcelona en el programa de bioética, ha hablado sobre el tema bajo esta perspectiva.
Según recuerda el Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad de Guadalajara, en la conferencia Animales como cosas o como seres sintientes. Aplicación de la legislación europea en materia de bienestar animal, Giménez-Candela sostiene que los animales deben ser considerados por la ley como seres sintientes.
seres que no sólo tienen instintos mecánicos y por tanto, desde ahí se genera responsabilidad.
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En el momento de dicha conferencia, fechada en octubre de 2013, sólo 5 países consideraban a los animales como no-cosas: Austria, Suiza, Alemania, República Checa y Catalunya. Ahora podemos agregar a Francia, cuya legislación considera a los animales de compañía como seres vivos dotados de sensibilidad.
Considerando estos datos, esta tendencia de ver a los animales como seres sintientes, ¿por qué la sociedad insiste en lucrar con ellos?, ¿en tenerlos en jaulas, presos y forzarlos a aprender ciertos trucos?, ¿en dañar su hábitat, orillándolos a buscar alimento en los basureros?. ¿por qué seguimos arrancando su pelaje?, ¿por qué seguimos comprando esas prendas con angora?
Así todos tenemos el compromiso de pasar la voz, hablar sobre el tema y que más personas consideren a los animales como seres sintientes, que merecen ser felices y libres de todo sufrimiento.