Hace algunos meses te hablé sobre Nave Tierra, una casa autosustentable diseñada y construida por el arquitecto Michael Reynolds. Ahora estoy hospedada en una.
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Aunque estamos en medio del desierto y en el exterior las temperaturas van de 40 a -20 grados centígrados, el interior mantiene una temperatura constante de entre 18 y 22 grados.
Esta casa tiene la capacidad de calentarse y enfriarse por medio de energía eólica y solar, reutiliza el agua de la lluvia y se reciclan todos los residuos que se producen. Está construida con 333 neumáticos, 3000 latas de aluminio, 5000 botellas de plástico y 3000 botellas de vidrio.
La construcción consta de dos volúmenes cilíndricos de 50 metros cuadrados y un armazón de “cristales” de plástico reciclado.
Cuando hace mucho calor afuera se utiliza un sistema de ventilación natural que permite el paso del aire. Este “sistema” es una compuerta en la parte inferior de la cara norte. Solo tenemos que abrirla y es como si encendieras un ventilador.
Nos bañamos con el agua pluvial filtrada que se calienta con el sol en unas cajas de acero conectadas a una regadera manual, esa misma agua sirve para regar unas plantitas que tenemos en jardines interiores. Estas plantas son de clima tropical, así que cuando hace frío simplemente se dejan cerradas todas las ventanas y el calor de la casa permite que vivan felices.
En el WC también se utiliza agua pluvial. Esta se recicla con un mecanismo especial y se utiliza como agua gris.
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La luz que usamos es solar. Diario caminamos a trabajo porque la construcción está muy cerca, así que no usamos gasolina o combustibles fósiles para nada (solo a veces para cocinar en la parrilla utilizamos un poco de gas).
No tenemos refrigerador, sino unas hieleras a las que diario debemos cambiarle un cubo de hielo (que hacemos con botellas y agua en el único congelador ubicado en la administración). Lo que comemos debemos hacerlo composta en una cubeta que se encuentra en el jardín y los residuos inorgánicos se ponen en contenedores especiales que son recogidos por la comunidad.
Si te preguntas si es difícil vivir de esta manera, la respuesta es no. Es cuestión de aprender a tener lo que realmente necesitamos.
Hay personas de muchos países en el taller y todos están igual de felices por aprender a construir con las manos y en lo que todos coincidimos es que la mejor manera de hacer arquitectura sustentable es vivirla desde adentro.