Lucas King se valió de WhatsApp para compartir fotografías íntimas de su ex novia, conocido como práctica de porno venganza. El joven británico fue condenado a 12 semanas de encarcelamiento luego de ser declarado culpable en la Corte de Magistrados de Debyshire del Sur.
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La mujer ha decidido mantenerse en el anonimato debido a términos legales. Sin embargo, ha recalcado en la terrible experiencia que ha vivido al toparse con una de sus fotos privadas definida como el perfil de King. La chica había sido amenazada por King, pero no fue sino hasta ese momento en que el joven cumplió dicha palabra, por lo que ella decidió llamar a la policía.
Andrew Davidson, juez de distrito, definió la acción como perniciosa y dispuesta a causar humillación.
Éste es el primer caso en su tipo desde que la reforma a las leyes correspondientes entraron en vigor. Según las autoridades británicas, este apartado de la ley se buscó para legislar este tipo de agresiones y, más que nada, prohibirlas.
En Chile, propiamente, se consultó una iniciativa muy similar, para erradicar con este tipo de ataques. Estamos conscientes de que las fotografías íntimas no son un pretexto para humillar a nadie. Y debería de tenerse cierta consciencia al respecto.
Sin embargo, hace poco recordáramos el caso tan famoso de la actriz Jennifer Lawrence. Las fotos íntimas de la chica fueron hackeadas desde su cuenta personal, pero todos los que llegaron a ellos tuvieron algo que decir sobre ello (aún tomando en cuenta que no eran de dominio público).
A pesar de que la chica pertenece a una estirpe de celebridades por las que muchos tuvieron unos momentos de disfrute al dar con sus fotos más íntimas, deberíamos de tomar en cuenta si realmente no estaríamos cayendo en lo mismo que se previene: la humillación. Digo, finalmente, las fotografías de Jennifer Lawrence, como bien lo dijo la víctima anónima de King, “eran sólo para sus ojos.” No los de todo el mundo.