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Perdonar cuando la otra persona no sabe pedir disculpas

¿Te encuentras en una situación así, en que la otra persona ni siquiera tiene la cordialidad de cerrar el ciclo? Sigue leyendo.

Si tuviste una experiencia desagradable en que alguien a quien tú creías muy cercano, te traicionó, te hizo sufrir, te defraudó y, encima, el hombre o la mujer no cree haberte hecho nada malo, ¡no te desgastes!

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Tampoco te guardes tu rencor, porque eso sólo deja problemas a la larga. Respira profundo. Deja de llorar, pero sobre todo deja de odiar (y déjale los cuentos en donde te enalteces como la víctima para él y para los amigos suyos que se los crean).

Cierra el capítulo y sigue adelante.

Es posible. Y mucho más rápido de lo que crees. Sólo necesitas tomar estos aspectos muy en cuenta:

1. Llora todo lo que tengas que llorar

Llora. Llora, golpea, grita o expresa todo lo que sientas. Un día. No más. Tienes que sacarlo todo para empezar de nuevo. No te preocupes por parecer estúpida o por la inevitable verdad de que no eres tú quien en estos momentos debería de estar llorando. Tú sólo hazlo.

2. No es malo dejarse consentir

No es malo rodearte de la gente que te quiere, rodearte de proyectos y de ideas muy interesantes que te mantengan ocupada. ¡Todo lo contrario! No tienes por qué estar enfocada en eso. (No es malo tampoco postergar tu sesión de llanto para cuando encuentres algún hueco disponible en la gente. Verás que, con el tiempo, se te olvidará.)

3. Así como te hiciste a la idea de un “para siempre,” hazte a la idea de un “jamás”

Si estabas en una relación amorosa, sabrás exacto a lo que me refiero. Nunca creemos realmente en un “para siempre.” Vamos, que es de tontos, eso sólo pasa en las películas. Pero a veces creemos tener la compañía de una persona que vale la pena, que se preocupa por ti y que no te hará daño, siendo que él o ella tan sólo quieren satisfacerse para beneficio propio con todo el valioso cariño que tú, desinteresadamente, les das.

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Veamos desde el lado más gráfico: esa persona es como una sanguijuela. Es su forma de ser, su forma de actuar, su forma de tratarte a ti. Y tú no debes dejar que nadie se quede con lo mejor de ti. Eso guárdatelo muy bien para ti mismo.

Y ten siempre muy presente que las personas no cambian.

4. Deja ir, no retoques

No pidas perdón por decir las cosas de la manera en que las sentiste. Tú amaste, tú quisiste, tú estabas ahí mientras que a la otra persona de poco le importó el hacerte un lado por algo que realmente no valía la pena.

No tienes por qué sentirte avergonzada de expresar y sentir tus propios sentimientos. Fueron apabullados, sí. Fueron destrozados, despreciados y desechos. Es normal que estos tengan una reacción no muy positiva al respecto.

5. Come sano

Por más fuera de lugar que parezca, una pérdida se resiente en el cuerpo. Pierdes peso, te sientes desanimada y, sobre todo, pasas por una etapa en que toda la comida te cae mal.

Trata de nutrirte con frutas. Serán tu mejor aliado las vitaminas para que incluso te ayuden a liberar la dopamina necesaria para estar feliz, tranquila y satisfecha.

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