Hace unos días, terminó mi primer viaje trasatlántico. Lo más mágico fue hacerlo bajo mis propios términos: me fui sola e hice lo que quise como y cuando lo quise. Pero lo más importante es que me hizo pensar en muchas cosas que están muy mal con la manera en que la mayoría de la gente viaja y que me gustaría compartir para que disfruten más su próxima aventura.
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1. Pensar que hay que hacerlo acompañado
Mucha gente se sorprendía de que viajara sola. Pero bien dicen que es una experiencia que toda chica debe vivir. Sea para declarar su independencia o por sentido de aventura. Quizás es sólo para enfrentarte a aquello que te da miedo y disfrutarlo en el intento. Hay muchísimas razones, lo bonito es experimentarlo.
Para viajar no es necesario hacerlo con alguien. Si te dan ganas de viajar, hazlo y ya.
2. No pensar primero en lo que a ti te gusta
Cuando se habla de visitar ciudades o países, se habla de museos o monumentos icónicos, sin embargo, si no te gustan los museos ¿Para qué obligarte a ir a uno? Mejor investigar más de lo que a ti te gusta y buscar sitios acordes que visitar: una milonga de tango, una tocada de jazz. En todos lados hay cosas que ni te imaginas que te encantaría visitar en vez de las visitas tradicionales a las que todo el mundo va.
3. La obligación a visitar tal o cual
¿Les ha pasado que les dicen que si no visitaste tal o cual lugar no visitaste realmente la ciudad? Yo elegí visitar el museo de Versalles en vez del de Louvre en mi estancia en París. No se puede conocerlo todo en una sola visita. Hay gente que no conoce ni su propia ciudad en una vida. Pero en vez de tratar de abarcarlo todo, visita lo que a ti te gusta, no te dejes llevar por lo que alguien más dice que deberías visitar. Precisamente por eso es necesario pensar primero en lo que a ti te gusta antes de planear tu visita.
4. Quejarse de que todo es muy caro
Viajar puede ser costoso, pero repetirlo una y otra vez hará que lo disfrutes menos. Si ya ahorraste, ¿Para qué quejarse? El dinero viene y va. Y claro, a la hora de planear el viaje, investiga y considéralo en tu presupuesto para que los costos no te tomen por sorpresa.
5. No detenerse a disfrutar
Parte de visitar un lugar, está en el encanto de disfrutarlo, no de ir juntando visitas a lugares. Así que en vez de pedir comida rápida para comer en el tren, ¿Por qué no te sientas a saborear una buena comida de gastronomía local? Quizás no puedas hacerlo todos los días de tu viaje, pero hazlo al menos una vez durante tu estancia. Verás como te cambia la perspectiva del lugar.
También, visita un parque, o algún lugar donde se reúnan los locales y siéntate a disfrutar del paisaje, o la música y en general la esencia que ahí se vive. Te puede sorprender lo diferente que puede llegar a ser.
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6. Pensar que viajar es como coleccionar
Viajar no se trata de la cantidad de lugares que se visita, sino de la calidad de la misma. Por eso, busca y ve a lo que te gusta e interesa, gasta en lo que tú crees que valga la pena y no te dejes llevar por lo que todo el mundo dice.
7. No olvidarse de todo
Lo maravilloso de que los planes de internet y telefonía en el extranjero sean tan caros es te provocan no contratarlos, lo que te permite desconectarte de todo y realmente disfrutar de tu viaje. Si estás de vacaciones, asúmelo y desaparécete un rato: el mundo no se va a destruir si lo haces.