Si de algo no se tiene nunca demasiado en la cocina, son tablitas de picar. Son básicas para no dañar nuestros cuchillos o superficies de trabajo mientras picamos frutas, verduras, carnes, pescados, entre otros.
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Las hay de varios materiales y colores. Pero, ¿sabías que hay una razón para el colorido? Los kits de tablas profesionales vienen a menudo marcados, pues debe reservarse cada tabla para un uso distinto: rojo para carnes, azul para pescados, amarilla para pollo, verde para verduras y la blanca es genérica. Si no es posible tener una para cada ingrediente, es recomendable por lo menos tener una para carnes y otra para todo lo demás.
Al comprar una tabla, evita las superficies blandas y porosas; después de usarla, pasa tus ingredientes a un tazón, no los dejes sobre la tabla.
Luego de cada uso lava con agua caliente, jabón y enjuaga con agua fría para cerrar de nuevo los poros y que no se instalen bacterias. Si la tabla es de madera lo mejor es sumergirla unos minutos en agua hirviendo y restregarla con un cepillo de cerdas duras y jabón.
Si la tabla ha guardado olores, puedes frotarla con sal con un trapo húmedo limpio y enjuaga con agua tibia. Seca con un trapo limpio.
Por último, reemplaza tus tablas cuando tengan demasiados cortes que podrían almacenar bacterias, cuando a pesar del lavado correcto no recuperen su color, o sigan desprendiendo olores.