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Las 6 mejores cosas de hacer ejercicio por la mañana

Hay personas matutinas y hay personas nocturnas. Soy de las primeras: desde que hago ejercicio por las mañanas, el panorama en general es mucho mejor para mí.

Antes creía que yo no era una persona matutina, porque me encanta desvelarme, soy festiva hasta la médula y las fiestas que me gustan por lo general suceden de noche.

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Digo “creía que yo no era una persona matutina”, en copretérito, porque un día me di cuenta de que funciono mejor por la mañana, y que el trabajo que hago por la noche no me sabe igual que el que saco a primera hora.

Durante mucho tiempo, hice lo posible por crearme el hábito de hacer ejercicio… sin conseguirlo. Tomé clases de spinning, intenté rutinas aeróbicas, probé con la natación, que sí me gustaba, pero yo no me daba cuenta, precisamente por el horario.

Es que por las tardes me encontraba con demasiadas tentaciones: leer, ir al cine, salir a cenar o a beber, sacarme de la manga una agenda social “impostergable”, etc.

Así que un día decidí que valía la pena levantarme temprano y hacer ejercicio antes de comenzar el día oficialmente: correr, incluso caminar. En serio que a partir de entonces la vida cambió de color. Es una lástima que lo haya descubierto tan tarde.

¿Qué tanto hizo el ejercicio matutino por mí, que vengo a dedicarle un post? Aquí algunas razones por las que sigo practicándolo:

Con las pilas puestas

Si ya hice ejercicio, tengo la energía suficiente para enfrentar el día. Los días que no puedo ejercitarme por las mañanas se vuelven caóticos. En cambio, cuando sí puedo, cuando sí lo hago, el trabajo sale mejor y más rápido. Moverme por la mañana me hace más productiva.

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Mejores noches

Al principio me costaba trabajo conciliar el sueño, me sentía hiperactiva. Pero una vez que me acostumbré a la rutina, comencé a conciliar el sueño más fácilmente y, sobre todo, a dormir sin interrupciones. Una maravilla, porque he pasado por todos los remedios contra el insomnio: de los tés y las alternativas naturales a las pastillas de farmacia.

El tiempo a mi favor

Levantarme temprano, hacer ejercicio, volver, darme un baño, vestirme y comenzar. Nada me hace sentir tan al mando de mi día como esa rutina, sobre todo porque, si logro terminar antes de las 9 am, sé que tendré tiempo libre por la tarde, que podré salir, leer y hacer todo lo que menciono arriba.

Pensar, pensar, pensar

Mi rutina por la mañana me deja pensar en cosas que me gustan mucho, pero que no dejo venir a mi mente en otros momentos: ropa, libros, conversaciones. Son cosas que aparentemente no tienen importancia, pero la tienen para mí. Es como si hiciera en mi cabeza listas y clasificaciones que me ayudan a adquirir perspectiva. Hacer ejercicio es un ejercicio mental.

Caminar cuando el sol apenas salió también es mi mejor forma de hacer planes a corto, mediano y largo plazo, por ejemplo. Y puedo llegar a pasarlo bomba con la cantidad de absurdos que se me vienen a la mente cuando voy caminando. En ese sentido, el ejercicio también me hace más creativa: de esos absurdos a veces salen posts o ideas para fiestas, nunca se sabe.

Me gustas, espejo

Lo obvio. Aunque últimamente hago mi rutina como una forma de sentirme bien, los resultados se ven también en el espejo. Lo veo y me gusta lo que encuentro ahí.

¡Sexo!

Verme bien, por supuesto, me hace sentir más segura a la hora del sexo: lo disfruto más. Entonces quiero más. Lo más que se pueda. Créanme que no soy la única beneficiada con mi nuevo hábito.

***

Hay personas matutinas y otras nocturnas. Yo soy de las primeras. Y desde que comencé a hacer ejercicio por las mañanas, el panorama en general es mucho mejor para mí. Lo disfruto tanto, que mientras estoy en ello me siento algo así como invencible.

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