Todos hemos vivido momentos con personas que nos gustaría poder olvidar. En algún punto seguro hemos pensado que sería más fácil si tan sólo al día siguiente amaneciéramos con una amnesia tremenda que borrara todo aquello, o quizás contratar un servicio como en Eternal Sunshine of the Spotless mind que borrara personas o mascotas de nuestros recuerdos y no sufrir por ellos. Todo aquello sonaba como de ciencia ficción hasta hace poco, se descubrió un medicamento capaz de borrar los malos recuerdos.
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Esta vez, las investigaciones van más allá. Los científicos ahora analizan cómo es que se adhieren los recuerdos de acuerdo a las emociones. O sea, la manera en que creamos asociaciones positivas y negativas. Algo que nunca antes se había hecho con este fin. Es algo complejo cómo se forman nuestros recuerdos. Son una compleja combinación de información objetiva como los colores de los automóviles, o el tamaño de un edificio con emociones como la ansiedad, el miedo la alegría o la satisfacción. Científicamente, son una serie de procesos físicos y químicos que prenden nuestro sistema nervioso, enviando impulsos electromecánicos a otro nervio y juntos codifican aquello que asociamos con un recuerdo.
Según TIME, usando un gas anestético llamado xenon, administrado en el momento exacto, puede llevarse los malos recuerdos y las asociaciones negativas. Básicamente, neutralizando esa memoria en específico.
Cómo lo hicieron
El equipo a cargo de Susumu Tonegawa, utilizó ratones y una técnica bautizada ccomo optogenética para rastrear la memoria emocional al formarse. Estudiaron las experiencias positivas y negativas con ratones machos. Se les dejaba una hora con hembras para crear recuerdos placenteros, y para los negativos un pequeño shock eléctrico en sus patitas (pobres).
Primero, se les administraba en las células nerviosas una proteína llamada chanelrodospina. La proteína reacciona a una amplitid de onda específica con un láser y los científicos descubrieron que cada vez que la luz se administraba a la parte de las neuronas del ratón que se activaban con esas experiencias negativas o positivas, la emoción asociada con el recuerdo se liberaba y era como si todo sucediera de nuevo. Incluso si ahí estaba el estímulo que había creado el recuerdo en primer lugar.
Como señala Tonegawa:
La optogenética nos está permitiendo aislar y señalar las células en el cerebro que llevan la información para memorias específicas.
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Expusieron varias veces a los ratones al estímulo. Cuando los ratones expuestos al shock comenzaban a sentir miedo y ansiedad, se les exponía al láser durante algunos minutos y se relajaban. El otro grupo, recibía el estímulo positivo y se le aplicaba el láser. Lo que sucedía era que comenzaban a sentir miedo y estrés. Como si las emociones estuvieran en competencia por el mismo espacio. Algo parecido sucede con la psicoterapia. Se asocian otras emociones o más información a los recuerdos dolorosos y entonces la asociación cambia.
Un estudio en el hospital Mc Lean fue un poco más allá, dando a ratones un estímulo negativo y luego aplicando el gas Xenon, hacían que el miedo y ansiedad de los animales disminuyera. Ya que este gas está direccionado principalmente a receptores donde se almacenan las memorias. Aunque se sigue investigando qué tan duraderos serán los efectos del gas a largo plazo. Lo que se ha notado es que lo que adhiere fuertemente los recuerdos, son las emociones que van ligadas a ellos. Aunque, claro, falta una temporada para que estos métodos evolucionen lo suficiente para que podamos hacer uso de ellos. Sobre todo para los pacientes con depresión y con gran estrés post-traumático.
Aún está muy lejos de ser una salida fácil para olvidar a tu ex. Demonios.