Desafortunadamente la basura oceánica está tan alejada que no representa una realidad, creemos que es un asunto ajeno a nosotros, incluso los gobiernos mundiales tampoco lo reconocen como suyo. Las personas que hemos vivido cerca de una playa sabemos del horror que es la acumulación de basura en ella en Semana Santa o en temporada de vacaciones y esto es sólo una pequeña parte.
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La basura en el océano no sólo afecta el agua, el verdadero problema es para todas las especies que dependen de él. Estas concentraciones de desechos llamadas “sopas de plástico” pueden llegar a ser tan peligrosas y matar más animales que el mismo cambio climático. La Gran Mancha de Basura del Pacífico mide unos 700.000 km2, esto es más de lo que mide Francia.
El investigador Mike Moore del Instituto de Investigación Marina Algalita en California da un dato que a mí me ha dejado en shock: “el 35% de los peces que pescamos tienen una media de una o dos piezas de plástico en sus estómagos”.
Si creías que comer pescado es menos dañino que las carnes rojas o cualquier otro tipo de carne, es hora de pensarlo dos veces. A mí sinceramente me provoca entre coraje, tristeza y un poco de asco. Las partículas de plástico en el mar a veces llegan a ser tan pequeñas que los peces lo confunden con plancton.
Desde cierto punto, estamos envenenando su hábitat con nuestra basura, luego los sacamos mediante métodos que lastiman los ecosistemas oceánicos para finalmente comer pescados que crecieron alimentándose con nuestros propios desechos.
Lo peor de este caso es que al parecer las sopas de basura están creciendo de forma desmedida e imparable. Tan solo la Gran Mancha de Basura del Pacífico se extiende entre la costa de California, rodea Hawai y llega hasta Japón. Además, fenómenos naturales como el tsunami de 2011 arrastran hasta estos remolinos aún más basura.
En verdad es tiempo de hacer algo, quizás no podamos evitar que nuestra basura llegue al océano, pero podemos evitar que llegue a un basurero, incluso podemos evitar que la basura salga del supermercado al no comprar artículos con empaques innecesarios, no comprar botellas de agua desechables ni refrescos, utilizar bolsas ecológicas, no poner las verduras en pequeñas bolsas plásticas, etc. Hay muchas cosas que podemos hacer, empezando por ser conscientes.