Crecí en medio de una sociedad en donde se veían hermosas chicas en televisión con una bonita piel y un cutis deslumbrante, donde el maquillaje era su mejor amigo, y la máscara de pestañas, el lápiz labial y los polvos compactos siempre tenían un espacio preferente en sus bolsos. Pero debo reconocer que mi caso no fue como el de estas hermosas mujeres, sino que por el contrario ya entrada la adolescencia mi piel no mejoraba, sino que parecía empeorar y al verlas por televisión sólo conseguía deprimirme y darme cuenta que nunca sería como ellas.
PUBLICIDAD
Pero debo decir a mi favor que el tiempo ha pasado y que las cosas sí cambian. Cambian porque claramente no serás como la súper modelo de temporada, no serás así de delgada y “perfecta”. Cuando llegué a este punto en la reflexión de mi vida me di cuenta de lo ridículo que sonaba. Es decir, no seré “perfecta” , pero ¿perfecta para quién? Pues claro que perfecta para los demás, perfectamente acorde a un estereotipo de belleza que si bien está impuesto en la sociedad y es en muchas ocasiones criticado, sigue ahí presente.
Ahí fue cuando supe que si bien tenía imperfecciones en el rostro, sí tuviera ganas de arreglarlas, esconderlas o sacarlas, sería decisión mía y que el maquillaje sólo debe de ser tomado como un complemento, pero no como un utensilio indispensable.
Porque ¿sabes tú acaso qué es lo que te hace realmente hermosa? Yo sí lo sé y lo compartiré contigo para que tu visión cambie tal como la mía lo hizo. Lo que realmente te hace bella no es la base ni el rubor, sino que tu pasión, fuerza y modo de ver la vida. Pasión para apasionarse por todas las cosas que haces a diario, por querer y estar ahí para tus cercanos cuando se necesiten; fuerza para afrontar las cosas duras de la vida y para saber que no todo será bueno, pero que igual se afrontarán los momentos duros, este modo de vida te ayudará a que tomes las cosas de manera distinta, a dejar atrás el ideal de ensueño, pero un aterrizaje que no significa terminar con tus sueños, sino que precisamente eso, convertirlos en tuyos y que no sean de nadie más.
Haz la prueba y comprueba lo bueno que puede ser tú belleza. Quizás la próxima oportunidad que te veas frente al espejo, verás a una mujer distinta frente a ti.
