Mamá siempre tenía el remedio exacto, la respuesta exacta y, en ocasiones, hasta la receta exacta. Porque, además de todo, a mi madre le gustaba ser perfeccionista. Nunca se daba por vencida hasta que el flan, finalmente, quedara a pedir de boca. (Era un toque muy suyo, que ni al más elegante de los restaurantes le sale igual hasta la fecha.)
PUBLICIDAD
En fin, Mamá tenía razón en muchas cosas, en especial:
1. No son las palabras, sino la manera.
Mi mamá tenía un don envidiable del tacto. No era lo que pidiera, lo que opinara ni lo que dijera, sino la manera en que su melodioso tono de voz no ofendía a nadie.
2. “Los hombres siempre respetan a una mujer que se hace notar sin enseñar demás.”
Esta frase de mi madre era la que menos creía yo en un principio. A principios de la adolescencia, todas las chicas creemos que entre más bebamos y más piel enseñemos, más pretendientes vamos a tener. Cuando en realidad esta clase de pretendientes no te dura más de una noche. Aún después de la adolescencia… ¡huy!
3. Hay una sola primera impresión.
Mi mamá siempre decía que yo era quien iba y daba la carta de presentación a las demás personas de cómo me gustaría que me trataran. Ella insistía en que las mañas de los demás con nosotros sólo ocurren porque somos nosotros mismos quienes les permitimos tratarnos de esa manera.
4. La mejor mascarilla, es tomar mucha agua.
(Sí, uno que otro tip de belleza entre tantos inspiracionales.) En este aspecto, no puedo evitar decir: “Mamá, ¡tenías razón!” Gastamos demasiado dinero en mascarillas y tratamientos caros sin siquiera alimentarnos de la mejor manera.
5. Agua de rosas.
Mi mamá siempre me decía que era el mejor remedio para la piel irritada. Y estaba en lo correcto.
PUBLICIDAD
6. “Deja que se enojen y desenojen ellos solos.”
Muy, muy, muy cierto. Muchas veces corremos a pedir disculpas de inmediato (aun si ni siquiera es nuestra culpa) y éstas ni siquiera son bien aceptadas por nuestro interlocutor. En cambio, si esperamos un poco de tiempo, quizá hasta sea él o ella quienes vengan y nos hablen como si nada hubiese ocurrido.
7. No le presumas a nadie de lo que aún no es un hecho.
Este consejo me salvó de cometer muchos errores en el pasado. Cuando comentas tanto tus sueños como tus aspiraciones con la gente, la mayoría lo único que sabe hacer es criticar.
8. “Ponte suéter.”
Algo tan simple que nos habría librado a todos de muchísimos resfriados, que Mamá misma nos curaba con unos cariñitos en el pecho con Vic VapoRub.
9. “No le hagas caso.”
Mi madre siempre me decía que no debía ponerme mal por gente que no valiera la pena: ni mis lágrimas ni mucho menos mi tiempo. Hay muchas personas que lo único que quieren es perjudicar a los demás para sentirse mejor con ellos mismos. En su momento, me enganchaba en ese drama y acababa llorando en el hombro de mi Mami.
10. La persona que más te tiene que amar en este mundo, eres tú misma.
“…punto. Ni un hombre ni yo y ni siquiera tu padre. Tienes tú misma que ser tu mejor amiga. Tú tienes que ser la persona que más te quiera en este mundo, hija.” Y vaya que sí. Voy a estar conmigo toda la vida. Y si alguien intenta hacerme sentir menos, soy yo quien de inmediato tengo que hacerme sentir más.
En fin, Mamá tenía razón en muchas cosas. En algunos casos, me es imposible creer que improvisaba. Supongo que ella siempre me hablaba del lado de la voz de la experiencia.
¡Feliz Día de las Madres! A todas las mamis en su día. ¡Que las apapachen mucho!