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La historia de la salsa Sriracha

Es una de las salsas más famosas del mundo, y sin haber invertido un solo centavo en publicidad desde su fundación.

¿Quién no conoce la salsa Sriracha? Podemos encontrarla en cualquier restaurante asiático, hay chefs que la ponen en el sushi e incluso hay botanas sabor Sriracha, platillos en el P.F. Chang’s, libros de cocina, humectantes de labios, playeras, zapatos, y un documental sobre ella a punto de estrenarse en Estados Unidos. Pero toda esta fama viene de sus fans: en los 33 años en que David Tran ha fabricado este condimento, no ha gastado ni un solo centavo en publicidad, ni contratado un solo vendedor.

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¿De donde viene esta salsa elegida “el ingrediente del año” por la revista Bon Appétit en 2010 y “la salsa picante más sabrosa” por la revista Cook’s Illustrated en 2012? En la botella dice claramente que se fabrica en California, Estados Unidos aunque todo el mundo asume que es asiática.

Cuando Tran llegó de Vietnam a Estados Unidos en 1980, no encontró en el mercado local una salsa picante para poner en su sopa pho, un platillo típico de su país. Pronto se dio cuenta de que los demás inmigrantes vietnamitas del sur de California sufrían del mismo problema y fundó Huy Fong Foods para fabricar la Sriracha, con la sola intención de cubrir esta necesidad. Más de tres décadas después, el negocio gana 60 millones de dólares al año, aunque a su CEO parece no importarle.

Mi sueño nunca fue ser millonario, sino fabricar suficiente salsa picante para que cualquiera que la quisiera tuviera acceso a ella.

Tran ni siquiera sabe en qué países se vende su salsa y se sorprende con los inventos de algunos chefs para utilizarla.

El secreto, y la diferencia con otras salsas picantes en el mercado, está en fabricar Sriracha exclusivamente con chiles frescos, recolectados máximo un día antes del proceso. Como consecuencia, los proveedores de los 45 millones de kilos de chiles que la empresa necesita anualmente se cultivan a una hora de distancia de la planta. Recientemente, la empresa adquirió un un terreno para poner una planta más grande, que pueda producir el doble de botellas, pero se encuentra solamente unas millas más lejos de los huertos que la anterior.

Respecto a adquirir huertos propios de la empresa, Tran explica que necesitaría no solamente encontrar tierra lo suficientemente vasta para sembrar todos esos chiles. Además, se necesitaría que fuera apta para este tipo de agricultura. “No podría hacerse en una tierra donde hasta ahora se ha sembrado naranja, por ejemplo”.

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Huy Fong Foods no tiene Facebook ni Twitter ni Google +. La principal razón por la cual no invierte en publicidad es que sigue vendiendo la botella del gallito blanco y la tapa verde al mismo precio al que comenzó a venderse en 1980. Invertir en publicidad y ventas significaría aumentar su costo, y si dejara de ser accesible para cualquiera, David Tran no estaría cumpliendo su sueño.

Aunque muchos se han acercado a él con planes de negocio, Tran lamenta que se interesan en los beneficios económicos, no en el producto, y no está dispuesto a sacrificar la calidad de éste por unos cuantos millones de dólares. ¿Qué tal?

Actualmente los vecinos de la planta intentan hacerla cerrar por el fuerte olor irritante que la rodea. En mi opinión, deberían de intentar cerrar las que ponen maíz transgénico en los lunches de sus hijos, y no una empresa que fabrica un producto de la más alta calidad y se salta todos los clichés del capitalismo.

¿Ustedes qué recetas hacen con Sriracha?

Fuente: The Huffington Post

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