La cebolla es un buen aliado en la cocina: su sabor y consistencia hacen que sea un ingrediente versátil. “Estrella de los pobres”, que nos regala “la única lágrima sin pena” escribía Neruda en su Oda a la cebolla.
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Existen muchas variedades de esta verdura y cada una tiene usos distintos. Conoce las más comunes y aprende en qué tipo de platillos dan lo mejor de si.
Cebolla dulce
Tiene un color amarillento y es muy grande. Su sabor es efectivamente dulce y no deja retrogusto en la boca. Esta es la cebolla ideal para freír (los aros de cebolla se hacen con esta, por ejemplo). También asada con otras verduras y para gratinar al horno.
Cebolla morada (o roja)
Esta es tu mejor opción para cuando el platillo lleve cebolla cruda: ensaladas, guacamole, sándwiches… También para hacerlas en escabeche o encurtidas.
Cebolla blanca
Esta es la más crujiente y su sabor es el más fuerte, así que utilízala en chutneys, salsas y verduras al wok. Si vas a comerla cruda puedes remojarla unas horas en agua con vinagre para que no sepa tan fuerte.
Cebolla amarilla
Es la consentida para cocinar carnes, sopas (incluida la sopa de cebolla) y guisos.
Chalotas o chalotes
No solamente son las más pequeñas, también las más sutiles. Se usan para decorar y en vinagretas. Las hay blancas y moradas.
¿Qué otras variedades de cebolla consigues en tu localidad y cómo las usas?