Por Karen Hernández
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El machismo no es sólo viene de los hombres, también las mujeres tendemos a tener comportamientos o actitudes machistas, sin darnos cuenta. Lo cierto es que todas buscamos la igualdad de género y todas alguna vez nos hemos quejado de lo irrespetuosos que son los hombres cuando dicen que las mujeres debemos saber cocinar, o cuando nos ven con lujuria, cada vez que usamos un atuendo ajustado.
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Pero ¿cuántas veces no le has dicho a otra mujer que es una «fácil» porque «coquetea» con todos los hombres? (así esté teniendo una plática con ellos sin pretensiones, una asegura que está en busca de su presa). ¿Y qué tal cuando demeritas a una compañera de trabajo, diciendo que consiguió el puesto porque se le ofreció al jefe?
Aunque no lo creas, se trata de actitudes machistas que, aunque suenen normales, debemos dejar de practicarlas. ¿Te identificas con alguna de estas escenas?
Ilustraciones: Karen Hernández
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Hablar con otros hombres no significa estar en busca de una relación o de una noche de sexo casual. Hoy en día las mujeres podemos tener grupos de amigos hombres y suele ser igual que tener un grupo de amigas. Las mujeres disfrutamos criticar y hablar a las espaldas de otra (es como una regla de oro) , pero no es una práctica sana. Así que si vemos a una chica con un chico diferente cada semana, abstengámonos de decir que es porque es una cualquiera, después de todo no sabemos si se trata de un primo o un amigo cercano.
El trabajo se presta para criticar a todas horas, sin embargo, es muy seguro que no conozcas a la mitad de los que trabajan ahí, por lo que no sabes de sus méritos, logros, experiencias o relaciones dentro de la empresa. ¿Por qué juzgar cuando ascienden a una compañera? Lo más alarmante es que tendemos a categorizarnos entre nosotras, e inconscientemente caemos en el estigma de que porque por ser mujeres, no podemos tener puestos altos, ni ser reconocidas por méritos propios.
Ser mujer no es sinónimo de ser madre o esposa. Todas tenemos derecho a elegir si queremos pasar por estas situaciones y no debemos juzgar las decisiones de otras.
Criticar a otras mujeres por cómo se ven es un acto de machismo ya que juzgamos a las mujeres por cómo se ven, alimentando ese control que nos han impuesto sobre el cuerpos. ¿Qué más da si otra chica pagó por tener más busto, nalgas o el abdomen plano? ¿Qué tal si simplemente es su complexión o si se esfuerza por conseguir ese cuerpo? Cada quien toma decisiones sobre su propio cuerpo, lo importante es sentirse bien con una misma y no criticar por criticar.
La eterna discusión de quién paga la cuenta o quién debe invitar a quién a salir sigue siendo una cuestión confusa. Pero chicas, ¿aún creen que el hombre debe pagarles todo cada vez que salen en una cita? Por un lado, queremos el reconocimiento de que somos un género empoderado, y por otro, queremos seguir en el papel de «damisela en peligro», que vemos en las pelñiculas y cuentos románticos. Cierto, el coqueteo y el querer sentir que nos protegen son actitudes válidas, pero no debemos depender de esa creencia tan ambigüa de que el hombre se hace cargo de todo. No es malo demostrar que tenemos poder adquisitivo y podemos valernos solas.
Se trata de un acto de dominación entre mujeres en la que criticamos a otras por su manera de vestir o de actuar. Esto, es sin duda un ataque a nuestro propio género, y se convierte en una forma de discriminación machista. La forma de vestir, actuar o hablar de otra mujer, no la convierte en santa, puta, educada, fácil o provocativa.
¿Por qué cocinar debe ser sinónimo de ser mujer o por qué eso determina si nos quedamos solteras o nos casamos? Esta es una frase muy común entre tías y abuelitas, por lo que es común que las escuchemos decir que debemos aprender a cocinar. Aunque muchas veces lo digamos de juego, no debemos adoptar esta frase como algo que determine nuestro estatus.
No debemos juzgar a otras chicas por como se visten y mucho menos categorizarlas en base a esto. Además, hacer esto es un acto homofóbico ya que estamos juzgando una decisión sexual cuando no tenemos idea de lo que en realidad pasa por la cabeza de esa persona. ¿Y si sólo decidió vestirse así? Creer que los pantalones son exclusivos de los hombres y los vestidos de las mujeres es una idea arraigada del siglo XIX.
Cuando nos rompen el corazón y dejamos de creer en el amor, tendemos a generalizar a los hombres. Esta es una forma de machismo ya que homogeniza las formas de ser de la mujer y del hombre. No todos los hombres son iguales y no todas las mujeres somos iguales.
Creemos que este es un punto que no requiere explicación. Creer que necesitamos de un hombre para sobrevivir, es una idea falsa, proveniente de los románticos del siglo XIX. No hay nada bueno en la dependencia al sexo opuesto. No somos una Julieta que muere por su Romeo y no necesitamos de un hombre para poder hacer tareas difíciles o superarnos en la vida. Primero está el amor a una misma y después los demás amores. Y sí, a todas nos duele romper con Wel amor de nuestra vida», pero hay que recordar que el trago amargo siempre se puede superar.
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