Mantener animales en cautiverio sólo debería justificarse bajo casos muy específicos. El humano ya hace bastante daño amenazando su hábitat y orillándolos a la extinción, como para encima lucrar con su encierro en condiciones injustas e inadecuadas para ellos.
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Este es el caso del Zoológico de Morelia Benito Juárez, el cual fue denunciado por el dirigente estatal de Movimiento Ciudadano, Daniel Moncada Sánchez, por la extracción y venta de varias especies animales menores a un año de edad a un circo.
Un hipopótamo bebé, dos cachorros de tigre de Bengala, uno de león africano y un bisonte fueron vendidos a la empresa Magic Circus. La Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA) certificó la procedencia legal de los ejemplares, que es el primer requisito para la comercialización de estas especies.
Los zoológicos deberían ser un mecanismo de protección e investigación de especies, pero en México, como en otras partes del mundo, parece que su función principal es obtener recursos sin importar la calidad de vida de los animales que sacrifican para su propio beneficio.
Ya hemos hablado mucho de la tragedia que representan los circos y el triste espectáculo que resulta del sufrimiento de los animales que, por los métodos más indignantes, actúan para complacer a un público insensible a la desgracia ajena.
No es aceptable que especies protegidas se vendan a una empresa circense aún por métodos legales o “en cumplimiento a la Ley General de Vida Silvestre”, como informó la PROFEPA. La comercialización de especies silvestres sólo es posible mediante un permiso de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), lo que hace que las autoridades sean cómplices de esta lamentable situación.
La Ley General de Vida Silvestre, con excepción de mamíferos y tortugas marinas, primates y guacamayos, no prohíbe el aprovechamiento de especies nativas y exóticas. Aunque ante la PROFEPA certifique que el Zoológico de Morelia opera bajo los reglamentos establecidos, no es justo que un centro de preservación de especies ponga en manos de un circo la vida de sus ejemplares.
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Creo que la denuncia ciudadana va más allá de la legalidad. No se trata sólo de verificar si la comercialización fue legal o no, sino el hecho de que los animales no fueron vendidos con fines de reproducción controlada o el desarrollo de su población, como lo establecen las normas de aprovechamiento de especies amenazadas o en peligro de extinción.
Los animales se entregaron para fines recreativos o en todo caso para el placer de quien tiene recursos para adquirirlos. ¿Quién puede garantizar que las especies vendidas tendrán un manejo adecuado? ¿Quién castigará a los responsables en caso de que los ejemplares mueran por cuidados inapropiados?
Si nuestras autoridades encargados de proteger la naturaleza se limitan a defender la comercialización legal de especies protegidas en vez de defender los derechos de los animales que fueron extraídos de su hábitat natural para lucrar con su vida, los ciudadanos tenemos un gran trabajo para exigir que se frene el tráfico animal porque no sé qué sea más vergonzoso, si el comercio ilegal o el legal a manos de personas encargadas de preservar la vida.
Fuente: Exigen cuentas al director del Zoológico de Morelia (Cuadrantín) Legal, venta de 5 animales de Zoológico de Morelia a circo: Profepa (Criterio Hidalgo)