Los pingüinos caminan graciosamente y muchas veces, en documentales, podemos observar que se mueven en grupos muy juntos, sobre todo en tormentas y cuando no hay mucha luz. ¿No saben por qué? Obviamente es para evitar congelarse, con una temperatura que supera los 40º bajo cero y los vientos de 200 kilómetro no hay mejor forma de mantener el calor que abrazar a los amigos.
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Científicos grabaron a la masa de pingüinos emperador en la localidad de Dronning Maud Land en el lado este de la Antártida, donde en invierno las temperaturas pueden ser inferiores a menos 45° centígrados y los vientos superiores a 180 kilómetros por hora.
Daniel Zitterbart, uno de los autores del estudio de la Universidad Erlangen-Nuremberg, en Alemania, muestra a la colonia con el movimiento llamado “olas mexicanas”, no inmóvil como se pensaba, y así la estructura del grupo cambia constantemente pero imperceptible a simple vista.
Los científicos pensaban que los grupos eran tan compactos que moverse en ellos era imposible. “Los pingüinos tienen que acurrucarse para no perder energía, si no se aprietan unos con otros se congelan, pero si se apiñan demasiado no pueden moverse”, dijo a la BBC Zitterbart.
Como saben, los pingüinos emperador son la única especie que se reproduce en el invierno antártico. Los machos se apiñan no sólo para mantener su temperatura, sino para incubar los huevos. (Las hembras retornan al mar para alimentarse luego de poner sus huevos y una vez que nace la cría los padres se turnan para cuidarla).
Las cámaras situadas alrededor de la colonia grabaron con la técnica time lapse cada 1,3 segundos durante un periodo de varias horas. “La colonia estaba quieta gran parte del tiempo, pero cada 30 o 60 segundos un pingüino o un grupo de pingüinos comenzaba a moverse apenas, esto hace que las aves a sus alrededor también se muevan y de pronto hay una onda de movimiento a lo largo de toda la colonia”. El movimiento coordinado es tan sutil que es imposible registrarlo a simple vista, pero a medida que pasa el tiempo va permitiendo un reajuste en la posición de los pingüinos.
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Para probar y comprobar sus ideas, los investigadores escribieron un modelo matemático basándose en el movimiento que éstos realizaba, luego compararon los resultados del modelo con las grabaciones timelapse que hicieron de las colonias de pingüinos emperador que viven cerca de la Antártida francesa de investigación de base Dumot d’Urville, y su homóloga alemana, Neumayer III.
Y los resultados obtenidos fueron los siguientes:
- Cualquier pingüino en cualquier lugar en el pelotón puede iniciar una ola. Sólo se necesita un paso, aunque la velocidad con que se propaga la onda depende de qué tan grande de un paso toma el promotor.
- Los pingüinos les gusta estar cerca de dos centímetros de distancia el uno del otro. La capa aislante de plumas de cada pingüino es de unos 1,2 centímetros de espesor, por lo que los investigadores creen que es probable que los pingüinos sólo les guste tocarse levemente, pero no aplastar su aislamiento natural.
El estudio aun tiene dos dudas con respecto a este trabajo: ¿Por qué los pingüinos inician las ondas en el primer lugar? (¿Está simplemente desplazando su peso? ¿Quién sabe?) Y ¿Por qué hay por lo general 30 segundos o más tiempo de retardo entre las olas, en la que todo el mundo se detiene? . Por el momento sólo esas dos son las interrogantes que afloran luego de que la investigación fuera publicada en el New Journal of Physics. Saquen sus propias conclusiones.