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El daño ecológico de la Reforma Energética en México

Con la Reforma Energética se da carta abierta al fracking, una práctica de extracción que desperdicia el agua y contamina al entorno.

La Reforma Energética es un hecho. En un plazo récord, los congresos locales de México le han dado aval para que se convierta en reforma constitucional. Si bien la Reforma Energética ha causado mucha controversia por la apertura a la inversión privada extranjera en la extracción del petróleo, más allá del tema de soberanía económica también hay un daño ecológico inminente: el fracking.

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El fracking -o fracturación hidráulica- es una técnica que se utiliza para aumentar la extracción de gas o petróleo mediante la inyección a presión de algún material (casi siempre, agua con arena y aditivos), de modo que se hagan más grandes las fracturas existentes en el subsuelo y se favorezca la salida del gas.

Sin embargo, esta técnica es sumamente cuestionada por varios motivos. El primero es que requiere grandes cantidades de agua, comprometiendo su acceso al futuro.

El legislador mexicano Ricardo Mejía advirtió al Congreso al respecto, sin obtener respuesta:

Uno de los aspectos que no se mencionan [en la Reforma Energética] es, por ejemplo, la cantidad de agua que se necesita para extraer el gas y que por las sustancias químicas que se desprenden en el proceso, es imposible reusarla; por lo que de abrirse los 20 mil pozos anuales que se están planteando, se requeriría una cantidad de agua equivalente a la del consumo doméstico de entre 4.9 y 15.9 millones de personas en un año, ello supondría la disminución de la cantidad de agua disponible para otros usos, lo que pondría en peligro el derecho humano a este recurso.

Pero hay más. Los fluidos resultantes del fracking contienen sustancias peligrosas, entre ellas, metales pesados o materiales radiactivos que provienen del subsuelo. Así mismo, existe el peligro de contaminación de las aguas subterráneas con cloruro de potasio, que deviene en la salinización del agua potable. Si quieres saber más de sus consecuencias, mira este video.

Claro que quienes justifican esta medida sostienen que con las medidas de precaución óptimas, no existe daño. El Secretario de Medio Ambiente de México reconoce los riesgos, pero defiende que la inclusión de particulares -gracias a la Reforma Energética- garantizará (¿cómo?) que los procesos de explotación. Sin embargo, ¿desde cuándo a las empresas ávidas de dinero les importa más el medio ambiente que las ganancias?

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A pesar del reclamo popular, la Reforma Energética ya es un hecho en México. Ahora lo que queda es luchar desde otros frentes para que no se venda la idea de que el gas shale es una alternativa ecológica -no es renovable y su proceso de extracción es contaminante- y se consiga que México, como otros países en Europa, repruebe y prohiba esta práctica.

Fuente: El fracking grave daño ecológico en la Reforma Energética (Ricardo Mejía Berdeja)

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