Le gustas pero no te gusta. Le diste una o dos oportunidades, pero no te atrae. Puede ser que te dieras cuenta que en esa primera conversación te habló todo sobre sus metas y sus sueños (vaya, hasta sus empresas), pero nunca te preguntó los tuyos. Quizás habló demasiado de la ex. O te dijo en esa conversación que anda buscando esposa que lo cuide y lo atienda (e hiciste lo posible por no salir corriendo en ese segundo). Es uno de esos pretendientes que no soportas mucho.
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Lo primero que hay que establecer aquí es que en definitiva no tiene mal gusto. Eres una chica independiente, interesante y de muy alto valor.
Le gusto a los que no me gustan, y al revés
Guapa, aquí hay un tip importante (antes de deshacernos del galán indeseable). Cuando un chico no te gusta, no le andas aguantando sus chistosadas. O sea, siempre tienes bien en claro tus valores y las cosas que no vas a soportar.
Cuando alguien te gusta, en cambio, suele pasar que nos volvemos complacientes así como así. Nuestros estándares suelen volar por la ventana. Le gustas al galán indeseable porque te ve como un reto. Pero al que te “mueve el tapete” le das mucho sin que se lo haya ganado, porque te gusta. La clave está en ser un poquito un reto.
Digo, si en una primera cita alguien te regala un Ferrari se te haría sospechoso. Lo mismo con tu afecto. Si se lo das a un chico así como así, sin que lo haya ganado, no eres un reto y perderá el interés rapidísimo (ojo, dije afecto, no sexo).
Paso 1: contestar cortante
Tenía un galán indeseado (¡que además trataba de coquetearme aunque tiene novia!), lo primero que se me ocurrió fue contestarle cortante. La verdad es que muchos hombres no son especialmente buenos con las indirectas, así que es altamente probable que no la agarre a la primera (o a la quinta).
En mi caso, me preguntaba cosas como si estaba enojada o si no me gustaba hablar por teléfono. No podía evitar pensar: ¡No me gusta hablar por teléfono contigo!
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Paso 2: ignorarlo
Cuando hablé con una amiga, me sugirió ignorar al sujeto. Seguro de uno o tres o cinco mensajes de Whatsapp que fueran ignorados captaría que simplemente no te interesa lo suficiente, ni siquiera para contestarle un mensaje.
Pero puede ocurrir lo contrario. Entre más lo ignoras, más insiste. En mi caso llegó a mandarme un SMS que decía: “Oye, ¿ya no tienes Whatsapp?“. No bromeo.
Paso 3: la honestidad es la mejor política
Si ninguna de estas opciones te ha funcionado (y además tiene una novia con quien se da un beso candente en su foto del Whatsapp), siempre puedes recurrir a la honestidad de forma educada. A lo que me refiero es no contestar de una manera visceral, eso seguro que no ayudaría. No, hay que usar un lenguaje un poco más masculino para que quede claro. Las palabras como respeto, integridad, ética son tus claves.
Yo mandé algo que decía más o menos así:
Te pido porfavor que no me digas linda, ni preciosa, ni princesa ni sus derivados porque me incomoda. Además, se me hace una gran falta de respeto para tu novia.
¿Qué me contestó? Nada.
Pensé que quizás contestaría algo como: “yo así les hablo a todas” (entonces no es halago), o que así les habla a sus amigas. No sé.
Si es un galán indeseable sin novia, la cosa cambia bastante. Tienes que elegir bien tus palabras, no quieres aplastar el espíritu de nadie, no te gustaría que te lo hicieran a ti. Si tienes novio, puedes decirle para que sepa que no estás en “el mercado” (si no, mejor no mentir al respecto).
Lo mismo si estás saliendo con alguien o te interesa alguien más. Quizás puedes decirle que no es tu tipo o que te interesa sólo como amigo (sí, la horrible dimensión del friendzone).
Es una buena política ser sincera. No es lindo darle a alguien esperanzas de algo que no pasará. Además de que no es nada cómodo que alguien te esté “echando los perros” si no te interesa, no hay química y que van en sentidos opuestos. Es válido que alguien no te guste.
Quizás no lo tome muy bien, pero a la larga se agradece la sinceridad. Podrá seguir con su vida y buscar a alguien más.