Me acuso de creer en los propósitos de año nuevo. Me acuso de tragarme la ilusión de los nuevos ciclos, de jugar a que todo termina y vuelve a comenzar, de tenerle fe a esa dinámica. Sin embargo, mis propósitos de año nuevo provienen más del vicio de enumerar que de la buena voluntad. No siempre los llevo a cabo, pero me encanta plantearlos, anotarlos en mi nueva agenda a manera de inauguración.
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Hoy vengo con una pequeña lista sugerencias: 5 propósitos 2013 que no tienen que ver con convertirse en “mejores personas” sino que proporcionan satisfacciones íntimas, narcisistas, hedonistas o inútiles.
1. Llevar un registro anual
El narcisismo también requiere un método. Haber vivido un año rico experiencias festivas o dolorosas, y no tener testimonio de ello es como no mirarse en el espejo antes de dormir. Por eso, se necesita un registro que puede ser de diferentes tipos:
- una bitácora en línea
- anotaciones en la agenda relacionadas con determinados sucesos
- listas: la música, los libros o las películas del año
- un cuaderno con dibujos, recortes, notas
- un álbum de fotos
Se trata de mantener cierta disciplina con el registro. Si te da flojera, si te parece demasiado compromiso contigo misma, lo entiendo. Pero si te animas, el año que entra, a estas alturas, tendrás un resumen del 2014, lo cual no será poca cosa. Los registros anuales hacen que el tiempo dure un poco más. Son magia.
2. Establecer una buena relación con el espacio circundante
Está comprobado: los espacios que habitamos influyen en nuestro estado de ánimo. Pero, además, la casa o la habitación reflejan nuestro temperamento y hacen las veces de refugio ante ciertas catástrofes cotidianas.
Llevarla bien con el espacio va más allá de redecorar: hablo de lograr verdaderas relaciones con ellos. Estoy convencida de que hay que enamorarse de la casa, de la habitación, del cuarto de baño.
Voy a arriesgarme con esta recomendación: selecciona un espacio privado y haz que sea sólo tuyo. Puede ser tan amplio como una terraza o una habitación o tan pequeño como un cajón. El tamaño no importa.
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Se trata de que pongas en él objetos que te parezcan inspiradores, y que los cambies cada determinado tiempo. Que sea una especie de alter-ego que represente tu “decoración interior”. Y perdón por lo chapucero del término.
3. Visitar un restaurante nuevo cada mes
No un café ni un bar: un restaurante, en donde la mesa esté bien puesta, en donde haya una buena carta de vinos, en donde se sirva comida de verdad y haya diferentes opciones para el postre.
La idea es que, cuando termine el año, hayas conocido 12 lugares diferentes. Tu programa personal de reconocimiento restaurantero puede servirte de pretexto para cenar con los amigos, para instaurar un ritual sibarita de brindis, críticas culinarias y diversión.
Es más, hasta podrías vincular este propósito con el primero de esta lista: ¿qué tal una bitácora de restaurantes, con fotos e impresiones de los platillos que ordenaste? Recuerda que hay vida más allá de Instagram.
4. Ejercer la creatividad sistemáticamente
Si pintas, dibujas, escribes, tomas fotos, diseñas o haces música por gusto, tal vez sea momento de ceñirte a un sistema personal. No tiene que ser un procedimiento estricto, pero los resultados serán mejores si estableces objetivos y formatos, si trabajas con base en un proyecto definido.
No es lo mismo escribir fluires de conciencia en un cuaderno, de vez en cuando, que usar esas mismas ideas para darle forma a un texto terminado, por ejemplo.
Posiblemente, al final del año tengas un portafolio, un conjunto de ilustraciones, fotos o textos dignos de ser publicados en un medio con cierta difusión, nunca se sabe.
5. Adquirir una nueva afición
De los 5 propósitos 2014 de esta lista, éste es el más peligroso, pero también el más entretenido.
Gran parte de lo que hacemos nos representa una afición. Se trata de que este año te busques una nueva, algo que no hayas hecho antes, un interés absurdo o desmedido que puede ir de coleccionar objetos a reunir conocimiento inútil o mantener en orden cromático los integrantes de un determinado conjunto.
En este caso, “afición” es un eunfemismo para referirse al vicio de volcarse en un fragmento del exterior.
¿Qué dices? ¿Compartes algunos de estos propósitos?