La gigante petrolera Chevron, tiene un escalofriante prontuario de destrucción y muerte, no solo de los ecosistemas donde opera extrayendo hidrocarburos, sino también en fatales accidentes de sus trabajadores y muerte de las comunidades que habitan estas zonas de extracción petrolera.
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Es por eso que de la mano del presidente Rafael Correa, se está elevando la campaña “La mano sucia de Chevron”, para evidenciar la catástrofe dejada en el paso Aguarico 4, en Shushufindi, en donde la compañía operó hasta 1992, con graves consecuencias. De hecho, al sumergir la mano por sus aguas aún se evidencian los rezagos de petrolero que jamás se limpiaron.
La única mitigación para tanta destrucción: USD19,2 millones pagará Chevron-Texaco a 30.000 indígenas que vieron hace ya 50 años destruido su entorno y sus propias vidas. Fue Argentina el país que consiguió este fallo. Recién hoy Ecuador toma las riendas de este asunto cuando los desafíos de la explotación petrolera en el Amazonas ecuatorianos son altísimos.
Correa hoy se ve entre la espada y la pared. El presidente de Ecuador había decretado una moratoria petrolera para proteger al Parque Nacional Yasuní y sus alrededores (Yasuní-ITT). Sin embargo, hace unos días esta iniciativa fue cancelada. Dijo que no se pueden poner los “supuestos derechos de la naturaleza” por sobre los Derechos Humanos.
Es de esperar que tanto privados como estatales pongan siempre el foco en el desarrollo sustentable.