Los países han desarrollado sus economías en base a un sistema de vida que cada vez se aleja a mayor distancia del “buen vivir”, o el vivir sencillo de nuestros abuelos. No comemos lo mismo que nuestros ancestros. La soberanía alimentaria está cada día más debilitada al arribo de Monsanto, alza en los alimentos, y sueldos de hambre que llevan a consumir la barata comida chatarra.
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Es así como se ha articulado un escenario mundial que hoy se revela con el The State of Food and Agriculture 2013‘ de la FAO, basado en estadísticas del 2008. En EE.UU. el 31,8% de la población económicamente activa tiene sobrepeso, mientras que en 1995 este índice fue dos veces menor. Uno de los países más afectados de habla hispana es México, donde los índices de obesidad ya alcanzan el 32,8%.
Según los datos de la ONU, existen 300 millones de personas con obesidad y más de mil millones con sobrepeso y debido a la obesidad a nivel mundial se reduce el rendimiento en el trabajo y los gastos en sanidad constituyen más de 3,5 billones de dólares o el 5% del PIB mundial.
Esto podría explicarse de acuerdo a lo que investigadores de la Universidad de Aberdeen (UoA, por sus siglas en inglés), en el Reino Unido, descubrieron. Un “interruptor” genético que nos impulsaría, si es que somos de occidente, a tomar y beber en exceso.
Los gobiernos han tenido que aplicar políticas publicas para reducir esta epidemia y han elevado propuestas como el impuesto a los productos con azúcar, y los refrescos, para combatir obesidad, en México.
Lo importante es ser consciente de lo que comes y en cuanta cantidad lo haces. No hay para qué irse al porcino. Los recursos son escasos y la industria contaminante y cruel. Hay varias razones por las cuales el sobre peso daña gravemente al medio ambiente. Además, defender nuestra agricultura nativa, la biodiversidad y por supuesto, nuestras cultura gastronómica, siempre deliciosa y nutritiva.
Fuente: Comida chatarra, nuevo riesgo para la economía global (RT)