Los refrescos contienen grandes cantidades de azúcar y químicos que afectan nuestra salud. Eso lo sabemos y, aún así, continúa su consumo en cantidades industriales. Por algo México es el país que registra el mayor consumo de refresco en todo el mundo. Los efectos se están viendo en adultos, claro, pero los más afectados son nuestros niños.
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El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) lanza un llamado a los padres de familia con el fin de prevenir el consumo de refrescos a temprana edad. Con esta medida se evita que niños padezcan enfermedades crónicas comunes en adultos, como sobrepeso, obesidad, falta de calcio, piedras en riñones, hipertensión y así nos seguimos.
Mediante el programa PREVENIMSS, mismo que indica acciones preventivas para mantener o mejorar la salud, da a conocer los efectos más comunes del consumo de refresco en niños.
- Perjudica al correcto desarrollo del menor.
- Afecta a distintos órganos del cuerpo.
- Predispone a la aparición de osteoporosis.
- Favorece al desarrollo de piedras en riñones.
- Altera el sistema nervioso y evita que el cuerpo descanse.
- Incrementa la posibilidad de padecer sobrepeso y obesidad.
- Favorece el desarrollo de caries, incluso en niños que aún no tienen dientes.
Estas afectaciones a la salud infantil son gracias a los ingredientes que encontramos en la “Coca Cola”, genérico de refresco entre los niños. Consideramos desde el azúcar, hasta saborizantes y colorantes artificiales; muchos de estos, por ejemplo, producen alergias.
De acuerdo con Rosa María Zapata Guevara, titular de la coordinación delegacional de Nutrición y Dietética del Seguro Social…
tomar un refresco embotellado de 600 mililitros, su contenido equivale a siete cucharadas y media de gramos de azúcar, que es igual a 112.5 gramos de carbohidratos, lo que a su vez se trasforma en 450 calorías, que es casi un cuarto del valor calórico total promedio diario requerido de una dieta de mil 500 calorías.
¿Quién quiere un refresco ahora? Por fortuna existen padres de familia que son conscientes de la situación y, con alegría, he visto cada vez a más niños pedir agua cuando tienen sed — algo que anteriormente era un milagro —. El cambio viene desde el núcleo familiar, con buenos hábitos de alimentación consciente. Se los dejo de tarea.
Link: Milenio
Foto: Josué Goge (Flickr) / (cc) by