Cuando niña pasé algunos veranos con una tía. Aunque su casa se ubica en la gran Ciudad de México, ella tenía cada semana leche bronca en su cocina. Recuerdo que la hervía, apartaba la nata y me daba a tomar un vaso de leche. Ahora si lo intento, creo que no sobreviviría.
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De manera natural, nuestro cuerpo comienza a rechazar la leche cuando llegamos a cierta edad, en los primeros años de vida. El cuerpo madura, deja de producir ciertas sustancias y, además, no es capaz de absorber sus nutrientes de manera adecuada. En cambio nosotros seguimos tomando leche. ¿Recibimos algún beneficio?
Es cierto que la leche y sus derivados dan un toque especial a ciertos platillos; cremas, licuados, salsas, postres. Por otro lado, su abuso puede causar ciertas reacciones en nuestro cuerpo. Si no me creen, aquí comparto 5 razones por las cuales deberíamos evitar consumir lácteos.
- Estimula la formación de mucosidad. Tomar leche activa nuestro sistema inmunológico; el cuerpo busca una defensa, misma que se refleja con la producción de mucosidad. Por esta razón muchos cantantes evitan su consumo; en caso de resfriado, los médicos aconsejan mejor abstenerse por un tiempo.
- Desequilibra la absorción de nutrientes. Por tradición pensamos que tomar leche cubre nuestras necesidades de calcio. Puede ser que su información nutrimento muestre cantidades importantes de leche, sin embargo, nuestro cuerpo no es capaz de absorberlo. Propicia un mal equilibrio de minerales, en especial fósforo, calcio, magnesio, hierro y zinc.
- Somos intolerantes a la lactosa. Es natural. Sólo podemos asimilar la leche en parte de nuestra infancia, durante los primeros años de vida. Esto se debe a la disminución en la producción de lactasa. A consecuencia, podemos sentir pesadez de estómago, gases, hinchazón de estómago. Su proteína principal, la caseína, es difícil de degradar.
- La leche y los lácteos favorece la acidez. Al disminuir el pH en la sangre, nos hace vulnerables a infecciones y enfermedades. Tenemos perdida de calcio, puede formar cálculos y piedras renales. Y, lo más alarmante, nos hace propensos a padecer cáncer — esto se potencia con el aumento de IGF-1 en sangre.
- Producen alergias y sensibilidad. A consecuencia de los aditivos y las hormonas, los lácteos son considerados entre las sustancias alergénicas con más incidencia. Su consumo provoca sensibilidad y, en algunos casos, hasta alergia.
Con esto no quiero decir que en este momento se deshagan de todos los lácteos que tengan en casa, ni que lo eviten de manera definitiva.Se trata de que seamos conscientes de nuestra alimentación; que tengamos información sobre los efectos y, con ello en mente, decidamos qué comer o qué evitar.
Un poco de leche o queso, de vez en cuando no hace daño. En cambio, su consumo diario, puede dejar consecuencias. La diferencia se nota desde el primer momento. Intenten eliminar lácteos y notarán que pueden respirar mejor; sus músculos no estarán tensos y tendrán menos problemas estomacales. Además pueden sustituir su consumo con las deliciosas opciones vegetales.
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Foto: MigGroningen (Wikimedia) / (cc) by-sa