Hay un capítulo muy oscuro en la historia de mi vida y mis relaciones amorosas. Incluye traición, pasión y lo que yo creí al menos, era el amor más verdadero que había encontrado en la vida.
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Pero era de alguien más. No sé exactamente qué se apoderó de mí, sólo sé que en el curso de unos meses hice muchas cosas de las que nunca me creí capaz. Meterme con el novio de una de mis mejores amigas era algo que nunca pensé yo podría hacer jamás.
Si les cuento esto, no es porque me conozcan mejor, o desconfíen más sobre mí o lo que escribo. Es porque creo que socialmente, hay muchos mal entendidos sobre lo que pasa por la mente de una chica para meterse en tal problema, porque chica, nada bueno va a salir al respecto.
De los muchos mitos que hay, le comparto algunas nociones sobre, digamos, nuestra especie:
1. El origen pasional es siempre lastimar a “la oficial”:
Créanlo o no, nunca tuve la intención directa de lastimar a mi amiga. En realidad el problema fue que su dolor me parecía muy lejano. Demasiado lejano. Y ese fue el problema, en realidad.
2. Es por demostrar supremacía
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Tampoco fue por demostrar nada. Al menos en mi caso, parecía una pasión tan importante, tan de vida o muerte que otras cosas, personas, eventos, pasaban desapercibidos.
3. Todo es culpa de ella
Esto es algo en lo que creo firmemente: se necesitan de dos para bailar el tango. Hombres y mujeres tenemos la misma capacidad para resistir o dejarnos llevar por los impulsos sexuales. No importa si ella se le presentó desnuda, él siempre tuvo el poder de decir que no. Aunque ella es normalmente la que se lleva toda la culpa, y la que no se llevará ningún tipo de absolución. Irónicamente, sí él sabe jugar bien sus cartas, sí la obtendrá.
Antes de ser la otra
Bella mujer, yo sé que esto sientes que este podría ser el amor de tu vida, pero créeme podría ser una vil ilusión. El amor de tu vida no va a elegir compartirse, y escucha, aunque en este momento lo que menos quieres es escuchar: nada bueno va a salir de esto. Aunque se quedara contigo, la presión social y el hecho de que todo el mundo te conocerá como cuatroletras, aún cuando los dos hayan bailado el tango.
Tampoco te engañes ni mientas por convivir: sabes exactamente a lo que te estás metiendo. Aunque sientas que no tienes control sobre tus pasiones, claro que lo sabes. Y es difícil, pero es posible tenerlo, aunque en eso no soy experta.
Es cierto, a veces pones sobre la balanza y decides que disfrutar ese momento viviendo esa conexión tan especial vale más que todo el sufrimiento venidero. Es probable que incluso lo hayas decidido así.
En tal caso: pesa las consecuencias. Quizás, yo no me arrepienta de los momentos, pero sí de todo el dolor que causaron y que ese, sí no lo vi venir. El problema fue que fui egoísta. Y mi consejo es que no lo seas tú también.
Porque el dolor que se avecina al perder algo que probablemente nunca más sea tuyo, pero que se siente especial y único en la vida, es una cicatriz que tardará muchos años en sanar. En mi caso, fueron 3, pero pudieran ser muchos más. Además, eres fabulosa, mereces un hombre que verdaderamente sea tuyo: lo vales.
Foto: Closer