Películas y libros tiene un romance similar al de algunas personas. En ocasiones funciona a la perfección, se complementan, se absorben y deleitan. Parecen que fueron creados para funcionar de la mano. Otras, como en la misma vida, no logran encontrar el lado amable, la conquista, el enganche para fascinar cada momento.
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Como agua para chocolate es la excepción. Desde el libro nace un conjunto de fotogramas encantador. Laura Esquivel-escritora mexicana- relata una historia que usa como canal la comida. En ella, Tita, una niña que creció entre cebollas, café, sandías y caldos, se hace cargo de la cocina del rancho luego de la muerte de su nodriza, Nacha, un ser espiritual que la acompaña en sus pensamientos; una guía de la cocina que se mezcla con ese particular cariño que se gesta entre ollas y sartenes.
Alfonso Arau, director de este film del año 1992, logra tomar la sutilezas de Esquivel y transformarlas en una obra de una belleza simple, natural y completamente sensual. Como en toda historia de pasión, el sufrimiento está al acecho, como la nula posibilidad de dos personas que se aman de estar reunidas y disfrutar de su entrega. Tita y su amado Pedro estaban imposibilitados de estar juntos.
Él, en una decisión apresurada por el fuego del amor, se casa con la hermana de Tita, sólo para estar a su lado. Al año de estar Tita a cargo de la cocina, Pedro llega con un ramo de rosas. Su madre, advierte que las bote al tacho de la basura, recalcando, una vez más, que nunca podrá disfrutar del amor de Pedro. Es justo en este momento cuando Nacha le dice al oído-en una muestra de el más puro realismo mágico-que las aproveche para hacer Codornices en pétalos de rosa, un platillo que envuelve la pasión de los amantes redimidos a canalizar su ánimo amoroso por medio de la comida.
Tita apretaba las rosas con tal fuerza contra su pecho que, cuando llegó a la cocina, las rosas, que en un principio eran de color rosado, ya se habían vuelto rojas por la sangre de las manos y el pecho de Tita. […]De pronto escuchó claramente la voz de Nacha, dictándole al oído una receta prehispánica donde se utilizaban pétalos de rosa. Tita la tenía medio olvidada, pues para hacerla se necesitaban faisanes y en el rancho nunca se habían dedicado a criar ese tipo de aves.
La pasión de la lectura en el libro de Esquivel y las imágenes que denotan la urgencia del deseo, resumidas en de la forma más pura y transparente.
Tiempo de elaboración|Entre que lees el libro, ves la película y admiras dos hermosas creaciones
Dificultad|Fácil, porque te acompañará Nacha mientras preparas
Personas|5
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Ingredientes
- 12 rosas, (rojas, si es posible)
- 12 castañas
- 2 cucharadas de mantequilla
- 2 cucharadas de fécula de maíz
- 2 gotas de esencia de rosas
- 2 cucharadas de anís
- 2 cucharadas de miel
- 2 ajos
- 6 cordonices
- 1 pithaya (fruta tropical)
Cómo hacer las Codornices en pétalos de rosas
(Explicado según el libro de Laura Esquivel)
“Se desprenden con mucho cuidado los pétalos de las rosas, procurando no pincharse los dedos, pues aparte de que es muy doloroso (el piquete), los pétalos pueden quedar impregnados de sangre y esto, aparte de alterar el sabor del platillo, puede provocar reacciones químicas, por demás peligrosas. […]
Tita apretaba las rosas con tal fuerza contra su pecho que, cuando llegó a la cocina, las rosas, que en un principio eran de color rosado, ya se habían vuelto rojas por la sangre de las manos y el pecho de Tita. […]De pronto escuchó claramente la voz de Nacha, dictándole al oído una receta prehispánica donde se utilizaban pétalos de rosa. Tita la tenía medio olvidada, pues para hacerla se necesitaban faisanes y en el rancho nunca se habían dedicado a criar ese tipo de aves.
Lo único que tenían en ese momento era codornices, así que decidió alterar la receta, con tal de utilizar las flores. […]
Sin pensarlo más salió al patio y se dedicó a perseguir codornices. Después de atrapar a seis de ellas las metió a la cocina y se dispuso a matarlas, […]
Después de desplumadas y vaciadas las codornices, se les recogen y atan las patas, para que conserven una posición graciosa mientras se ponen a dorar en la mantequilla, espolvoreadas con pimienta y sal al gusto.
Es importante que se desplume a las codornices en seco, pues el sumergirlas en agua hirviendo altera el sabor de la carne. Este es uno de los innumerables secretos de la cocina que sólo se adquieren con la práctica. […]
Ya que se tienen los pétalos deshojados, se muelen en el mocajete junto con el anís. Por separado, las castañas se ponen a dorar en el comal, se descascaran y se cuecen en agua. Después, se hacen puré. Los ajos se pican finamente y se doran en la mantequilla; cuando están acitronados, se le agregan el puré de castañas, la miel, la pithaya molida, los pétalos de rosa y sal al gusto. Para que espese un poco la salsa, se le pueden añadir dos cucharaditas de fécula de maíz. Por último, se pasa por un tamiz y se le agregan sólo dos gotas de esencia de rosas, no más, pues se corre el peligro de que quede muy olorosa y pasada de sabor. En cuanto está sazonada se retira del fuego. Las codornices sólo se sumergen durante diez minutos en esta salsa para que se impregnen de sabor y se sacan.”
¿Qué pasa después? Te invitamos a hacer la lectura y luego ver la película. Conoce la teoría de encender cerillos, o acompaña a Gertrudis, la hermana de Tita en su aventura. Dale una oportunidad a tus sentidos. No te arrepentirás.
Fuente: vinividivinvi
Foto: Bocadosdecultura