En el mar encontramos interesantes formas de vida, organismos que forman parte de un ecosistema, de una cadena alimenticia. Cuando las condiciones de estos ecosistemas se ven alterados, por la razón que sea, existe un desequilibrio que favorece a algunos. Ese es el caso del Pyrodinium bahamense variedad compressum, alga tóxica que invade el Pacífico mexicano.
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Rosalba Alonso Rodríguez, investigadora del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), señala una extensión en la presencia de esta alga en costas de Colima y Michoacán, cuando anteriormente se encontraba por Guerrero y Chiapas. Un dato alarmante dado a sus características.
El alga Pyrodinium bahamense variedad compressum contiene toxinas que afectan el sistema nervioso. Estas son saxitoxina (STX), neosaxitoxina (neoSTX), decarbamatoxina (dc-STX), B1 y B2 (N-sulfocarbamatadas). Afecta a moluscos, peces, crustáceos y hasta al ser humano; por medio de la ingesta de alimentos contaminados.
Las toxinas están disponibles por dos vías: ya que son endotoxinas, están contenidas en la célula y son transferidas al humano a través de la cadena alimenticia, particularmente por el consumo de moluscos contaminados con estas toxinas. Por otra parte, ya que son toxinas hidrofílicas, también son liberadas al medio (disueltas en el agua) afectando a peces, crustáceos y a otros organismos marinos.
Entre 1970 y 2004, se han registrado 561 casos de envenenamiento y 38 muertes causadas por esta alga tóxica. Algunos de estos casos han sido atribuidos a la Gymnodinium catenatum, otra alga tóxica encontrada en el Pacífico mexicano. Son pocos casos, considerando se han dado en un periodo de 34 años. ¿Por qué debemos alertarnos? Porque la presencia del alga va en aumento.
Según estudios realizados por Joan Albert Sánchez Cabeza, investigador del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la UNAM, sede Ciudad Universitaria, las algas aumentan en presencia y en capacidad tóxica dependiendo del ambiente; en especial, por nutrientes como nitrógeno, fósforo y silicio. También se ha detectado la influencia de otros fenómenos.
Observamos que los máximos de presencia de quistes en los sedimentos no se estaban produciendo durante periodos de El Niño, sino de La Niña, es decir, vimos que las condiciones óptimas del crecimiento de esta alga en el Golfo de Tehuantepec se producen durante los periodos fríos y el florecimiento se dispara cuando hay un aporte de nutrientes, especialmente con abundantes lluvias. Es decir, durante La Niña se crean las condiciones de crecimiento de población y cuando hay una transición de aguas frías a aguas calientes, durante El Niño, las lluvias torrenciales provocan el boom.
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Existen otros factores que podrían favorecer la presencia y la toxicidad de esta alga. Se realizarán estudios para conocer cómo se ven afectadas por las descargas de aguas residuales al mar. Esto por supuesto da un foco rojo, debido a que nuestras acciones están causando el desequilibrio.
Observamos que la expansión del alga se da, en gran medida, por los efectos del ser humanos sobre el ambiente. El cambio climático y las descargas de agua potencian su presencia, afectando a la vida marina. Debemos tomar precauciones en el consumo de peces, mariscos y moluscos, no sólo por los metales pesados… Ahora por un alga que nos irá afectando cada vez más si no tomamos cartas en el asunto.
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Fuente: Alertan sobre expansión de alga tóxica en Pacífico mexicano (Planeta Azul)
Foto: César Bojorquez/(cc)by