El brillante brazo derecho de Mark Zuckerberg, Sean Parker, primer inversionista y Presidente Fundador de Facebook y uno de los fundadores de Napster, lejos de tener una boda tecnológica, cumplió uno de los caprichos más cliché en el mercado de los matrimonios: El bosque y las ruinas de castillo.
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Más allá de criticar el estilo de su casamiento, el método para lograr el efecto “medieval” y grandilocuente terminó con varios árboles de secuoya del bosque de Redwood en Big Sur, California, talados ilegalmente lo que le costó el pago de una multa de US$2.5 millones.
Un paisaje elemental de América del Norte intervenido por la soberbia humana, no siempre parece ser una buena idea, incluso para los paisajistas heterodoxos cuando toman en cuenta la fuerza de un centenario bosque de secuoyas, que de pronto pasó de ser un camping en desuso desde 2007, abierto a todo público, a un escenario privado en donde todo un equipo de hombres comenzó a construir muros, caídas artificiales de agua, puentes y pasarelas.
El trabajo, por muy bien intencionado que fuera, se realizó sin medir el impacto en la erosión en un terreno en donde no estaba permitido. Se eliminó vegetación alrededor del río, el cual aumentó la cantidad de sedimento factor que disminuye la entrada de luz afectando la fotosíntesis y con eso toda la cadena trófica del lugar.
El evento en sí mismo, puede haber afectado negativamente a los tubérculos leñosos subterráneos por los que se reproducen las secuoyas, impidiendo así la propagación futura. Sin contar los árboles talados para ser parte de la fantasía Disney de Parker.
Se dice de todo, que es la analogía perfecta de Silicon Valley; se privatizó un lugar público por medio justamente de la tecnología que permeó en la realidad, demostrando que las ideas afiebradas y snobs de los genios de la informática, se empeñan por competir con la perfección de la naturaleza con desastrozos resultados.
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Parker se defiende muy convincentemente, diciendo que él y su esposa son senderistas y por su amor a los árboles de secuoyas quisieron casarse bajo uno como la “Catedral de Dios”, sin querer hacer el más mínimo daño. Es por eso que eligieron un lugar que no era prístino, sino un viejo camping para poder cumplir este sueño.
Explicando que tiene una fundación que busca la inmunoterapia para el cáncer y otra dedicada a la conservación natural, manifiesta que no está por la privatización de estas áreas, muchas de las cuales ha comprado cuando son de privados para cederlas al Estado y se conviertan en parques públicos y enfatizó que el “Campamento Ventanas”, lugar del casamiento NO era suelo fiscal, y señaló con respecto a la mitigación de las obras que:
A pesar de que cometimos algunos errores, por lo general, los biólogos que fueron enviados al lugar estaban contentos con las medidas que había tomado. Por supuesto que es imposible tener todo perfecto en una producción de esta magnitud. Tengan en cuenta que cuando lo encontramos, el camping estaba lleno de caminos de asfalto negro, mesas de picnic, y todo tipo de estructuras hechas por el hombre.
Parker está muy dolido porque se siente que hizo las cosas bien, que respeta a la naturaleza y que no es como esos ricos que se casan con peores cliché tales como las esculturas de hielo, el caviar y las bandas de pop. Como sea, lamentablemente hubo árboles caídos y la suerte de Parker fue sufrir un poco de esto mismo, ser la leña para hacer fuego.
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Fuente: New Government Documents Show the Sean Parker Wedding Is the Perfect Parable for Silicon Valley Excess (The Atlantic)
Sean Parker Responds to Redwoods Wedding Criticism, and His Defense Is Actually Pretty Convincing (The Atlantic)