Solamente 16 minutos fueron necesarios para que el tornado de Oklahoma haya devastado el suburbio de Moore, el lunes a las 14:56, hora local, y que se desplazó 32 kilómetros devastando todo a su paso.
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Entre los 24 fallecidos contados hasta el momento, al menos nueve son niños que murieron cuando el tornado destruyó su colegio. Sin embargo, se cree que bajo los escombros haya más niños y profesores desaparecidos. Sin embargo, el número de muertos no es exacto, ya que hay cadáveres que son contados más de una vez.
Más de 200 heridos han sido atendidos, y la Cruz Roja abrió varios albergues en la ciudad. Además, los equipos de rescate, con cámaras térmicas y perros de búsqueda, estuvieron luchando día y noche para abrirse camino entre los escombros, el tendido eléctrico caído y los coches volcados. Gracias a sus esfuerzos lograron rescatar a más de un centenar de personas.
El presidente Barack Obama describió el tornado como uno de los más destructivos “Docenas de vidas se han perdido, entre ellas, las de niños. Nuestros pensamientos y oraciones están con ellos. Quiero expresar mi gratitud a todos los que han ayudado a rescatar a personas a pesar de la oscuridad de la noche… como nación ahora nos corresponde preocuparnos de los supervivientes y de la recuperación”.
Se dice que el tornado liberó más energía que la bomba atómica de Hiroshima, con vientos de hasta 300 kilómetros por hora, velocidad que es alcanzada por menos del 1% de los tornados. El Servicio Meteorológico de Estados Unidos emitió una alerta en todo el centro del país, que se extiende por 14 Estados, ya que en los próximos días fuertes tormentas podrían seguir afectando a cerca de 10 millones de personas en esa zona.
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