El hombre y los animales pueden vivir en armonía unos con otros, y esto se ve sobre todo en África, en los pueblos indígenas y tribales que aún existen, donde respetan la Tierra, sus recursos y sus seres vivos. Es por eso que la expulsión de varios centenares de bosquimanos del sur de Botsuana para abrir camino a un “corredor de vida salvaje” es inaceptable.
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La comunidad de bosquimanos de Ranyane afirma que el Gobierno les ha comunicado que el lunes llegarán camiones para destruir sus hogares y sacarlos de la tierra en la que han habitado desde hace varias generaciones.
“Hacemos un llamamiento para que todo aquel que pueda apoye a los bosquimanos de Ranyane a luchar por su derecho a permanecer en su tierra. La comunidad internacional necesita saber que lo que el Gobierno está haciendo está mal”, dijo un bosquimano.
El territorio elegido para el corredor de vida salvaje, también es ocupado por algunos colonos y granjas. Se encuentra entre la reserva de Caza del Kalahari Central y el Parque Transfronterizo de Kgalagadi.
El mayor problema para los bosquimanos, es que despojarlos de sus tierras tiene un efecto catastrófico en su salud, y destruye su medio de vida y autosuficiencia. Muchos de ellos dependen completamente de las limosnas del gobierno, y en los “campos de reasentamiento” donde son asignados, se registran altos índices de alcoholismo, depresión y otras muchas enfermedades.
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