El último Reporte Mundial de Felicidad, realizado por la ONU sitúa a nuestro país en el lugar 43 de 156. Nada mal a primera vista, pero siendo Chile de los países más ricos de América Latina, ocupamos el lugar 12 de la región.
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Nadie te va a cuestionar el hecho que quieras ser feliz, es más, quién se atreve a preguntar… ¿Para qué quieres ser feliz? Ser feliz es un fin justificado. Pero qué es la felicidad en sí misma es diferente para cada persona y el cómo la medimos también es relativo, hasta ahora.
Paul Dolan, economista inglés de la London School of Economics estuvo un par de horas en Chile invitado por la Reunión Anual de la Red de Alta Dirección de la Universidad del Desarrollo para explicarnos cómo medimos lo que nos hace feliz.
Para medir la felicidad, por un lado están los ingredientes que nos hacen feliz y por el otro el resultado, el nivel de felicidad alcanzado. Por ejemplo, el matrimonio, la familia, los amigos, el estado físico, los viajes, el dinero, el tipo de trabajo; son todas variables que nos hacen más o menos felices. El qué nos hace más felices de toda esa lista depende únicamente de la cantidad de atención que le prestemos a ese ítem.
Es decir, en caso que el tener un buen estado físico sea lo que nos hace más feliz de toda esa lista, implica que es a lo que le prestamos más atención. Por eso es que muchas veces creemos que alguien es terriblemente miserable e infeliz, habiendo subido de peso por ejemplo, cuando realmente no es así. Una persona que sube de peso tiene dos alternativas: enfocar sus energías en hacer ejercicio y comer más sano o dejar de prestarle atención a su peso y dedicarse a otras cosas. De las dos formas puede ser feliz, qué lo haga más feliz va a depender de a qué le preste más atención.
La cantidad de atención que le podemos prestar a algo es limitada, es un recurso escaso. Debido a lo anterior, un tema importante para ser un mundo más feliz es orientar la atención de la población hacia metas y proyectos que valga la pena poner atención. A su vez, al ponerle atención al momento actual, liberándonos de las distracciones de los mensajes de textos y las redes sociales que tantas veces nos hacen comportar como adictos al distraernos del presente, seremos capaces de ser más conscientes y entablar relaciones más plenas de atención en el ahora. Y eso nos hará más felices también.