Golfo de México tiene capacidad de limpieza ante derrames más grande de lo pensado

Los derrames de petróleo son de los desastres más fuertes para un ecosistema marino. Cuando suceden, terminan por afectar a toda la población del área afectada, ya que los componentes del petróleo son extremadamente fuertes y al mismo tiempo crean una película que impide que entre la luz necesaria para que las algas produzcan su alimento.

Dependiendo del ecosistema y su dinamismo, la cantidad y el tipo de crudo derramado y los químicos que contiene, un sólo derrame puede tardar desde unos cuantos años, hasta un siglo para recuperarse.  Y al parecer, de acuerdo a una investigación elaborada por Terry C. Hazen, el Golfo de México es uno de los territorios que tardan menos en recuperarse a este tipo de desastres.

Después del desastre ocurrido en la estación petrolera Deepwater Horizon en 2010, que vertió al oceáno Atlántico 4,9 millones de barriles, Hazen comenzó su investigación. Buscó bacterias que naturalmente pudieran encargarse del petróleo en el Golfo. Y se encontró que efectivamente, había bacterias desconocidas que consumen y disuelven el pertróleo crudo. Como el mismo Hazen explicó:

Con más alimentos en el agua, hubo una explosión de la población entre esas bacterias ya adaptadas a usar el petróleo como fuente de alimento. Era sorprendente lo rápido que consumían el aceite. En algunos lugares, en tan sólo un día reducían un galón de aceite a medio galón. En otros, la vida media de una determinada cantidad de petróleo derramado fue de seis días. Estos datos sugieren un gran potencial de biorremediación intrínseca de columnas de petróleo existente en las profundidades del mar y los alrededores de otras partes del golfo de México.

Esto tiene sentido, ya que el petróleo brota como lo hace a veces el agua o la lava de las profundidades del mar. Por lo que es lógico que alguna especie se adaptara para su consumo. Los científicos conocen de 600 áreas donde el petróleo brota de las rocas subyacentes en el golfo de México y estas filtraciones de petróleo, tanto como de manantiales submarinos, liberan entre 560.000 y 1,4 millones de barriles de petróleo al año.

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