Casas inmersas en la naturaleza son la futura solución a la triple crisis que enfrenta el planeta: ecología, economía y energía. Con una apariencia similar al hogar de los hobbits creados por Tolkien, el diseño de viviendas poco a poco deja de lado los espantosos edificios de departamentos similares a colmenas y da paso a casas enterradas o semi enterradas en la naturaleza, las que ofrecen incontables ventajas de habitabilidad y combaten el gasto energético y de costo de otras viviendas.
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Una forma de volver a las cavernas se podría decir, de la mano de afamados arquitectos como Malcolm Wels, Philippe Delage y Antoine Strauss. Este nuevo diseño ofrece viviendas protegidas por la tierra -aunque para construirlas es necesario excavar bastante el terreno, lo que implica un gran gasto energético y un fuerte impacto inicial- que se integran de forma perfecta al paisaje y en invierno usan el calor que se absorbe en verano para temperar el espacio y aprovechar así las propiedades térmicas de la tierra.
Las fachadas verdes recuerdan las casa de los hobbits creadas por Peter Jackson para El Señor de los Anillos, aunque no por ello se ha renunciado al uso de hormigón. Este material se utiliza en la mayoría de los proyectos aunque se intenta mejorar la tecnología de construcción y reducir los costos energéticos y económicos.
Por ejemplo, las construcciones de Binishells en California, bajo la mano de Antoine Strauss, son tres a cinco veces más económicas que una casa convencional e incluyen invernaderos para producir calor, tratamiento de aguas, alimentos y jardines privados. La energía se recupera mediante paneles solares fotovoltáicos y el agua se depura para el autoabastecimiento.