Cada vez es más común que nos crucemos con personas que no toman bebidas gaseosas, no usan sal a sus comidas y que ni a punto de morir de inanición comerían un combo de una cadena internacional de comida rápida. Desde hace muchos años la alimentación y estética corporal son temas relevantes para nuestra cultura, sin embargo, investigaciones recientes han revelado que la problemática de la comida es mucho más compleja que tener un par de kilos de más.
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“Todos los ciudadanos del mundo deben tomar conciencia de lo que está ocurriendo con la alimentación” afirma Marie-Monique Robin, autora del libro Nuestro veneno cotidiano y publicado en España por Ediciones Península. Tras una exhaustiva investigación de dos años por Asia, América del Norte y Europa, los resultados son demoledores: nuestra comida ha sido invadida por miles de moléculas tóxicas desde la Segunda Guerra Mundial.
Las evidencias científicas avalan la peligrosidad de esta situación: en los últimos 30 años, el índice de cáncer ha aumentado en más de un 40% mientras que en el mismo período enfermedades infantiles como la leucemia y tumores cerebrales en la gestación han aumentado en un 2%. Asimismo, en países desarrollados donde la población envejece más rápido de lo que se gestan nuevas generaciones, las enfermedades degenerativas como el Alzheimer o Parkinson se han vuelto temas de salud pública. Frente a esta evidencia, no queda más que preguntarse ¿qué está pasando con nuestra alimentación?.
La autora, quien ya realizó un gran ejercicio de periodismo de investigación en su libro “El mundo según Monsanto”, es lapidaria en torno a las responsabilidades de la industria, la ciencia, los pesticidas y la manipulación que las grandes empresas hacen del mercado: mientras ellos se enriquecen, nosotros nos envenenamos. Después de leer este libro, sólo queda preguntarse ¿Por qué la ciencia está al servicio de la industria y no de la humanidad?
Fuente: Nuestro veneno cotidiano (terra.org)