Muchos coinciden en que el consumo excesivo es uno de los comportamientos que más daña el planeta y la sociedad. Como una forma de frenar esta devastadora tendencia, distintas iniciativas han surgido tanto en lo económico, social, laboral, psicológico y espiritual.
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Una de las propuestas más destacadas es la de los Freegans, neologismo que une las palabras Free (gratis) y Vegan (vegano, vegetariano).
Considerados una tribu urbana cuyo inicio se remonta a la década de los ’90 en Estados Unidos, intenta evidenciar como el consumismo produce una fuente absurda de desperdicios de una forma muy simple: rescatan de la basura todo aquello que aún sirve, es útil, pero que fue desechado por alguien más.
A pesar de que los cálculos no son precisos, se estima que los freegans a nivel mundial rondan los tres millones de personas, con la ciudad de New York como eje de su movimiento y donde la presencia de freegans es más alta. En países como el Reino Unido, Suiza, España, Brasil, Argentina y Corea también existe esta comunidad.
Los freegans organizan expediciones a vertederos, gestionan el intercambio de objetos sin dinero de por medio, actividades artísticas, educación ambiental y hacen trabajo voluntario. En general, intentan crear un hueco en el sistema actual y así mostrar que hay otra manera posible de vivir.
Aunque muchos piensan que es un colectivo de vagabundos, esta comunidad es todo lo contrario: es un movimiento altamente organizados y comprometido con que un cambio en el estilo de vida es posible y en demostrar como se podría lograr.
Link: Comunidad Damanhur: Un ejemplo de solidaridad y sostenibilidad ecológica
Fuente: Freegans: transmutando el desperdicio en un modo alternativo de vida (Faenasphere)